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Sucursal, banco SantanderEUROPA PRESS

Asufin ha ganado una de las primeras batallas en su guerra por las Hipotecas Tranquilidad de Banesto. El Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid ha estimado la demanda presentada contra Santander por la asociación mediante una acción colectiva a la que estaban adheridos unos cien afectados.

Este préstamo hipotecario se comercializaba con la promesa de que los clientes tendrían un tipo fijo para siempre, del 5,75%. El contrato especificaba que, si los tipos de interés subían, el cliente debía hacerse cargo de la diferencia, que pasaba a formar parte del capital del contrato. Pero si bajaban, no. Todo esto en un contexto en el que “los bancos tienen sus provisiones y sabían que esto (los tipos de interés) iba a decaer”, como explica la presidenta de Asufin, Patricia Suárez.

“La mayoría de los clientes no entendía el producto, muchos pensaban que tenían cláusulas suelo”, continúa Suárez, que explica que este producto se vendió a muchas parejas jóvenes. En su opinión, el préstamo era “abusivo”, entre otras razones porque hacía crecer las cuotas, al contrario de lo que ocurre con una hipoteca más tradicional, en la que las cuotas son cada vez menores.

Según explica Fernando Gavín, abogado de Justicia y Derecho, que ha llevado el caso, la jurisprudencia europea establece que una cláusula transparente no solamente es la gramaticalmente comprensible, sino que es necesario aportar al cliente diferentes escenarios para que entienda la carga económica que sufrirá en el primero de ellos.

En este caso concreto, el juez ha decretado la nulidad de varias cláusulas, entre las que se encuentran la que fijaba el interés fijo, la que estipulaba las revisiones de este interés, la de amortización, la del interés de demora, la de la resolución anticipada y la de los gastos hipotecarios. Además, obliga al banco a retirar esta cláusula de los contratos de los demandantes y le prohíbe utilizarlas en un futuro.

Teniendo en cuenta una hipoteca concedida por unos 200.000 euros, un capital en la media de los préstamos de este tipo que se otorgan en España, el perjuicio para cada cliente en comparación con los que tenían una hipoteca normal es de unos 60.000 euros, por encima del que tuvieron clientes afectados por las cláusulas suelo (unos 20.000 euros) o por el Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH) (entre 20.000 y 25.000 euros), según explican desde la asociación.

MILES DE AFECTADOS

Aunque en esta demanda colectiva estaban adscritas cien familias, desde Asufin explican que puede haber “miles de afectados” por el producto, pero es difícil saber cuántos, pues desde la entidad se han negado a proporcionar el dato y el Banco de España no dispone de una estadística sobre clientes con un determinado producto.

En todo caso, el objetivo de Asufin es que la cláusula sobre los tipos de interés, que considera abusiva, se retire de todos los contratos, no solamente de los que se unieron a esta acción colectiva. “Si llega al Tribunal Supremo, estas cláusulas estarán fuera del mercado y ninguna entidad podrá utilizar este tipo de cláusulas”, señala Suárez. Así, cuando sea firme, cualquier afectado podrá pedir la nulidad de su cláusula, aunque es cierto que para recuperar su dinero deberá acudir a los tribunales. Por ello, desde Asufin están dispuestos a negociar con Santander, pero solamente para que retire estas cláusulas de los miles de contratos que tiene con clientes a pesar de que no acudan todos a los tribunales.

Esta batalla ganada podría ser la última, pero Santander ha decidido presentar un recurso de apelación para que el caso pase a la Audiencia Provincial de Madrid, a lo que tiene derecho en un plazo de veinte días a contar desde la notificación del fallo por parte del Juzgado. En todo caso, Suárez confía en que a raíz de esta sentencia “afloren más afectados”.

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