Aston Martin anotó en 2020 unas pérdidas por valor de 466 millones de libras esterlinas (516 millones de euros), cuadruplicando los registros del año anterior, debido a la crisis del coronavirus y la política de reducción de stock en los concesionarios que propició una fuerte caída en las ventas del fabricante de automóviles. Sin embargo, la compañía se dispara hasta un 11% en bolsa, por encima de las 22 libras esterlinas.
El grupo registró unas pérdidas antes de impuestos de 466 millones de libras en comparación con los 120 millones (unos 139 millones de euros) en 2019, ya que los ingresos cayeron más de un tercio, de 980 millones a 612 millones (1.135 millones a 709 millones de euros).
No obstante, las acciones suben un 11%, por encima de las 22 libras esterlinas a mediodía en Londres, debido a que los mercados han respondido positivamente a las expectativas de beneficios de la compañía para este año.
El grupo pasó a estar bajo una nueva dirección el año pasado, con la llegada del multimillonario canadiense Lawrence Stroll, liderando un rescate y elaborando una nueva estrategia enfocada en la Fórmula 1 y restaurando las credenciales de lujo de la marca.
El director ejecutivo, Tobias Moers, ha explicado, en declaraciones a 'Financial Times', que "incluso sin la pandemia, no hubiéramos sido rentables". El plan de reestructuración, definido en el mes de diciembre, no dejará "ningún rincón sin tocar" y tiene como objetivo ahorrar 28 millones de libras a la empresa.
Para este año, la firma estima ganancias, y la mayoría de los ingresos previstos para el segundo semestre procederían de la entrega de sus vehículos de alta gama y una nueva variante del DBX, su primer vehículo deportivo utilitario.