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El caso BBVA-Villarejo se ha reactivado esta semana con las primeras imputaciones. Entre los agraciados se encuentra Ángel Cano, quien fuera el número dos de Francisco González justo antes de que ocupara ese cargo Carlos Torres, el actual presidente. El exbanquero, ahora reconvertido a business angel, será uno de los primeros que declarará ante el juez instructor del caso y su aportación será clave para determinar si González, al que algunos medios señalan como el origen del presunto espionaje a empresarios y autoridades, debe ser imputado o no.
El paso de este cántabro aficionado a los maratones por BBVA fue una carrera de fondo. Cano, un hombre de la casa, vivió como alto cargo del banco los duros años de la crisis financiera, pero empezó su carrera en Arthur Andersen, el germen de la actual Deloitte, tras lo cual entró a trabajar en Argentaria en 1991. Allí se quedó hasta que la entidad pública se integró en la actual BBVA.
Una vez unificado el banco, en el año 2000 entró a formar parte del comité de dirección y pasó después por diversas áreas de BBVA, hasta alcanzar casi la cúspide del control del banco. Fue director financiero entre 2001 y 2003 y más tarde fue designado director de Recursos Humanos y Servicios de BBVA.
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La Audiencia imputa a Ángel Cano y al ex de seguridad de BBVA por el caso VillarejoNo fue hasta 2005 cuando pasó a ser el responsable de Tecnología del banco al liderar la Dirección de Recursos y Medios. Ostentó este cargo hasta 2009, cuando fue nombrado consejero delegado del banco y esta etapa de su mandato es, con toda probabilidad, la que ha despertado la atención del juez instructor, al ser una de las de más relevancia en el caso del presunto espionaje cometido por el excomisario de Policía José Manuel Villarejo y BBVA.
Los hechos investigados se habrían iniciado en 2005, cuando Sacyr quiso asaltar el consejo de administración de la entidad, hacerse con su control y derrocar a González, un episodio del que el expresidente salió reforzado y en el que empezó a labrar su enfrentamiento con los sucesivos Gobiernos.
Las escuchas que se están investigando comenzaron ahí y fueron dirigidas al expresidente de Sacyr Luis del Rivero y al exministro Miguel Sebastián, entre otros. En ese momento, justo antes de pasar a ser consejero delegado, Cano lideraba el área de Tecnología. Los presuntos espionajes, que se ampliaron a otros empresarios, autoridades y periodistas, continuaron hasta 2017.
AUGE Y CAÍDA A LA SOMBRA DE GONZÁLEZ
Cano era en el momento de su nombramiento como CEO un directivo de perfil bajo en el que González buscaba evitar que alguien le hiciera sombra tras haber formado durante ocho años un tándem con José Ignacio Goirigolzarri que no terminó bien. Llegó en 2009 a cubrir el puesto de consejero delegado que había dejado vacante el artífice de la reconstrucción de Bankia.
El vasco cometió el gran error que le costaría el puesto de consejero delegado: se postuló como sucesor del presidente de BBVA tras su jubilación, que debía producirse ese mismo año, en 2009, cuando su jefe cumpliera 65 años. González no se lo perdonó y decidió prorrogar por primera vez la edad de jubilación de los consejeros para poder quedarse al frente del banco hasta cumplidos los 70 años.
En estas circunstancias, González quiso poner a su lado a alguien que no intentara suplantarle y vio en Cano a su elegido. “A veces, sin grandes individualidades, se logran grandes equipos, como pasa con el Atlético, capaz de lograr resultados inesperados”, llegó a lamentar Cano al hablar de BBVA en una entrevista concedida a Público un año después de su salida.
El ahora bussines angel, dedicado a las carreras y a la inversión en startups, duró seis años como consejero delegado. El banco anunció su relevo una tarde de mayo de 2015, cuando Carlos Torres, actual presidente de BBVA, se convirtió en el número dos del grupo.
Cano fue, en definitiva, otro directivo echado a un lado por Francisco González que mantenía choques con su antiguo jefe, como la premura en digitalizar el banco, una obsesión del ya expresidente. Años después, Cano llegó incluso a desdeñar en parte los esfuerzos hechos en transformación digital por la entidad de la que formó parte. “A efectos prácticos, desde el punto de vista del negocio, no hay diferencia entre Santander y BBVA”, dijo el año pasado en una entrevista con El País al hablar de la transformación digital. Convencido por su obsesión de digitalizar el banco, González sustituyó a Cano como consejero delegado, precisamente, por el entonces responsable de Banca Digital.
Las circunstancias que rodean su salida de BBVA podrían llevar a Cano a reventar el caso que acecha a la figura de González. Por el momento, el juez no ha imputado al expresidente del banco, pero tiene en las nueve declaraciones que presenciará esta semana la oportunidad de levantar la alfombra y aclarar el origen del presunto espionaje. La certeza sobre la implicación o no de González en el caso, por el momento, tendrá que esperar.