El gigante del aluminio Alcoa vuelve a vivir momentos complicados en España. En esta ocasión fruto de una circunstancia que se escapa de sus manos, la subasta de interrumpibilidad. Se trata de la herramienta del sistema eléctrico que fija cómo se va a retribuir a los grandes consumidores industriales de energía que están obligados a reducir su consumo de luz en momentos pico para evitar que se bloquee el sistema. Una subasta donde los precios se han reducido de manera más que significativa.
En los últimos días se han realizado las subastas organizadas por Red Eléctrica (REE). Estas han asignado 1.000 megavatios (MW) de potencia a una treintena de empresas por 4,38 millones de euros. Unas cifras que distan mucho de lo ocurrido hace unos meses, porque el pasado mes de junio se asignaron más de 2.300 MW a cambio de 95 millones de euros.
En esta ocasión, se han repartido 200 bloques de cinco megavatios con un un precio medio de asignación de 8.764 euros por megavatio/año. Ese precio supone un duro golpe para compañías muy intensivas en el consumo de luz, dado que tendrán que verse obligadas a interrumpir su actividad por sumas muy inferiores a las alcanzadas en otras subastas.
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GOLPE PARA EL SECTOR
Para Alcoa, los resultados de las últimas subastas son preocupantes. En declaraciones recogidas por la agencia Efe, su portavoz en España explicaba que va a suponer un aumento en los costes de energía de la filial, que después de la venta de las plantas de La Coruña y Avilés, cuenta con una planta de aluminio en Lugo, en la localidad de San Cibrao. “La producción de aluminio primario en España es inviable”, aseguraba la portavoz en las citadas declaraciones. Alcoa destaca que los ingresos obtenidos por interrumpibilidad son inferiores en un 90% a los logrados en subastas anteriores.
También la patronal del sector Unesid ha criticado el resultado de la puja. “La nueva subasta (...) para la primera mitad de 2020 se cerró, como ya era de esperar —dado el recorte de potencia del 60% y la desaparición de los bloques de muy alta disponibilidad de 40 MW obligando a competir por un número reducido de bloques de 5 MW, pasando de 2.400 MW a solo 1.000 MW—, con un enorme daño económico, aún mayor del esperado. No conocemos ningún otro sector de actividad que haya sufrido recortes tan severos”, refleja a través de un comunicado.
La patronal reclama un nuevo modelo para futuras subastas y fomentar la competitividad. “La industria siderúrgica pide únicamente precios predecibles y competitivos en línea con los de su entorno europeo. Esta situación llega cuando llevamos esperando un año un estatuto que debería haber sido aprobado en junio del año pasado”, argumenta Unesid.
“Los fabricantes españoles de acero alertamos de que, con la actual diferencia de precio de la energía eléctrica en relación a nuestros competidores europeos, el sector y sus empleos no podrán sobrevivir a largo plazo”, señala respecto a la viabilidad de la industria.