- S&P ha situado su rating 'AA-' en perspectiva negativa para un posible recorte
- El nuevo CEO tendrá que vender negocios poco rentables y ajustar la plantilla
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Alarma roja en General Electric (GE). Uno de los mayores conglomerados industriales del mundo, considerado un auténtico termómetro de la economía estadounidense, está protagonizando un importante desplome bursátil en 2017 que asciende ya a 90.000 millones de dólares.
General Electric es un gigante con presencia en más de 100 países y una plantilla que supera los 295.000 empleados. Es la única compañía fundadora del Dow Jones Industrial en 1896 que sigue cotizando en este índice bursátil en la actualidad. Sus principales negocios son los de Generación de Energía, Energías Renovables, Petróleo & Gas, Aviación, Salud, Transporte e Iluminación, tanto en las áreas de Equipamiento como de Sercicios.
Todo ello después de acometer un importante plan de desinversiones a escala mundial en el sector financiero e inmobiliario, debido a los grandes problemas que le generó su actividad financiera (GE Capital) durante la crisis que comenzó en 2008. Su buen comportamiento en bolsa en los últimos años parecía respaldar el cambio de estrategia hacia los negocios industriales, pero en los últimos meses este planteamiento ha quedado en entredicho.
EL AVISO DE STANDARD & POOR´S
S&P ha resaltado el “significativo recorte de las previsiones para la generación de caja en 2018”, debido a la debilidad en el negocio de Generación y al peor comportamiento de su capital circulante
Sobre todo, las alarmas han saltado en el mercado después de la presentación de sus últimos resultados trimestrales, que han coincidido con un cambio en la dirección de la compañía y provocaron un desplome en bolsa del 5% el pasado viernes, 20 de octubre. El presidente y consejero delegado desde 2000, Jeff Immelt, que ha dirigido la empresa en un periodo muy convulso, ha dejado paso a un nuevo CEO y presidente, John Flannery, que tampoco lo tendrá nada fácil.
Uno de los avisos más destacados lo ha dado la prestigiosa agencia de calificación Standard & Poor's, que tras los resultados ha situado en 'Negativa' la perspectiva de su rating 'AA-' para un posible recorte, debido a “los débiles resultados operativos”.
S&P ha resaltado sobre todo el “significativo recorte de las previsiones para la generación de caja en 2018”, debido a la debilidad en el negocio de Generación y al peor comportamiento de su capital circulante. “Además, la compañía está evaluando su asignación de capital, que incluye su dividendo. No esperamos que se produzcan recompras de acciones durante los próximos trimestres”, ha añadido la agencia.
GE recortó su previsión de flujo de caja en sus negocios industriales para 2017 hasta 7.000 desde 12.000 millones de dólares, fundamentalmete por la debilidad de su negocio de Generación de Energía y de Servicios Petrolíferos.
RECORTE DE DIVIDENDO
Precisamente uno de los temores del mercado es que GE tenga que recortar su dividendo para hacer frente a sus problemas de generación de caja, principal razón que explica el castigo bursátil al que han sido sometidas sus acciones, que se han desplomado un 14% en el último mes y un 32% desde que comenzó 2017.
Flannery ha señalado ya que el comportamiento en bolsa es “totalmente inaceptable” y se ha comprometido a vender activos por valor de 20.000 millones de dólares
Esto ha reducido su capitalización bursátil hasta 184.000 millones de dólares desde los 274.500 millones con los que comenzó el ejercicio. Es decir, en diez meses ha perdido 90.000 millones de dólares de valor en bolsa.
Los analistas de Oppenheimer anticipan que GE se verá obligado a recortar su dividendo, uno de los principales atractivos para los inversores. Estos expertos recomiendan 'infraponderar' (reducir en cartera) y recomiendan estar muy pendientes del 'Día del Inversor' que celebrará la compañía el próximo 13 de noviembre, y en el que John Flannery intentará recuperar la confianza del mercado.
Por el momento, la compañía ha filtrado que estudia la venta de su negocio de Transporte, y que en 2016 supuso 4.700 millones de dólares en ingresos de un total de $123.700 millones. Flannery ha señalado ya que el comportamiento en bolsa es “totalmente inaceptable” y se ha comprometido a vender activos por valor de 20.000 millones de dólares. Ed Garden, gestor del fondo Trian Fund Management, accionista de GE y que recientemente ha entrado en el consejo de administración, también apuesta por una profunda reestructuración de la empresa. Además, Flannery estudia un fuerte ajuste de su plantilla a nivel mundial.
DUDAS SOBRE LA VALORACIÓN
GE se encuentra muy por debajo de generar suficiente efectivo para pagar su dividendo de 8.000 millones de dolares, lo que aumenta la previsión de un recorte del dividendo
Por el momento, los analistas han preferido recortar la valoración de General Electric, que cotiza en mínimos de los últimos cuatro años. Los expertos de Deutsche Bank aconsejan 'vender' sus acciones, con un precio objetivo de 21 dólares. El banco germano destaca que su dividendo actual de 96 centavos consume 8.000 millones de dólares anuales, pero que la compañía ha recortado su previsión de flujo de caja operativo hasta 7.000 millones de dólares desde 14.000 millones al inicio de 2017.
“Tras descontar 2.000 millones para el plan de pensiones y entre 3.000 y 4.000 millones para inversiones, GE se encuentra muy por debajo de generar suficiente efectivo para pagar su dividendo de 8.000 millones de dolares, lo que aumenta la previsión de un recorte del dividendo o de más endeudamiento financiero para hacerle frente”, afirma la entidad. Su previsión es que el dividendo se reduzca hasta 60 centavos por acción.
Estos expertos destacan también que los planes de GE para 2018 pasan por recortar costes y reducir sus inversiones, lo que a su vez “reducirá la capacidad futura de crecimiento, mientras la caída de los beneficios orgánicos supondrá más problemas para la generación de efectivo a largo plazo”.
En su opinión, el principal problema de la cuenta de resultados se encuentra en la división de Generación de Energía, ya que tanto el negocio de generación como el de equipamiento presentaron cifras muy por debajo de lo esperado. Su conclusión es que “los problemas internos y externos de GE, junto a la reducción del flujo de caja y el recorte de sus ganancias hacen que las acciones de la empresa sean caras y estén sobrevaloradas”.