Es una de las banderas de la compañía: el dividendo que reparte a sus accionistas. Aena, controlada por el Estado (tiene el 51% del capital), se comprometió en su último plan estratégico a entregar el 80% de su beneficio neto a sus inversores. Un porcentaje válido para el pasado (2018) y, también, para el ejercicio recientemente concluido y el actual 2020. Qué pasará a partir de 2021 es una incógnita pero la realidad es que no hay margen para ir más allá de ese ‘pay out’, según indican fuentes de la compañía.
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Esa retribución se ha convertido, además, en un maná de ingresos para el Estado. Sólo con cargo a 2018, a través de la sociedad pública Enaire (con la que controla el citado 51%), las arcas públicas recibieron 530 millones de euros.
Con ese abono, desde que Aena debutó en el parqué en 2015, el Estado ha percibido del gestor de aeropuertos cerca de 1.530 millones de euros. Y, de momento, no hay intención de rebajar esa participación de control. Su presidente, Maurici Lucena fue tajante hace sólo unas semanas, en una de las conferencias previas a Fitur: “Es una decisión que excede a mis competencias. Hasta donde sé, este debate no está sobre la mesa”, remarcó al descartar cualquier privatización adicional.
MEGAPLAN DE INVERSIÓN
Al margen de la retribución, Aena va desglosando cómo va a materializar sus inversiones en los próximos años. El gestor ya adelantó que tenía previsto ampliar hasta 5.000 millones de euros la inversión cuantificada en el próximo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) para el periodo 2022-2026.
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Aena descarta poner en marcha una nueva privatización parcial durante esta legislaturaBuena parte de esa cifra, cerca de 3.000 millones se repartirán, prácticamente a partes iguales, entre los aeropuertos de Adolfo Suárez Madrid Barajas y El Prat (Barcelona). En el primero, el objetivo es ampliar la T4 y su satélite y unificar el acceso de los pasajeros a las otras tres terminales (T1, T2 y T3).
Una vez concluya esta ampliación, cualquier viajero que llegue a las terminales más antiguas sólo tendrá una vía de acceso, es decir, tendrá ante sí un único control de seguridad (y no tres como hasta ahora) y, a partir de ahí, acceder a las puertas de embarque en las tres terminales.
En cuanto a los planes de crecimiento en el aeródromo barcelonés, Aena prevé invertir 1.500 millones de euros, para incorporar una nueva terminal satélite y aumentar su capacidad para las rutas de largo alcance. De nuevo, este plan tendría como fecha tope 2026, según la información publicada por 'El País'.