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El avión Boeing 737-9 de la compañía Alaska Airlines que tuvo un accidente el pasado 5 de enero con motivo del desprendimiento de un tapón en la puerta de salida media no contaba con todos los elementos necesarios para su correcto funcionamiento, ya que carecía de cuatro pernos, según se desprende del informe preliminar elaborado por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus iniciales en inglés) de Estados Unidos.
Estos pernos tenían la misión de "evitar el movimiento hacia arriba" del tapón desprendido que terminó por causar el accidente, que se materializó en una "rápida descompresión" en el interior de la aeronave, que consiguió aterrizar "sin más incidentes", aunque con siete pasajeros y un trabajador de la aerolínea heridos sin gravedad.
El desprendimiento de la puerta se produjo tras la fractura de dos accesorios de guía que llevaba equipados, y la investigación determina que la ruptura se produjo "por sobreesfuerzo y sin evidencia de grietas o daños preexistentes".
Sin embargo, esta investigación preliminar no arroja conclusiones concretas sobre las causas detrás del accidente, y los siguientes pasos para aclarar la situación podrían demorarse alrededor de un año.
Este no es el primer incidente que presenta este modelo de aeronave, y la propia Boeing aseguró este martes que ha encontrado nuevos fallos de calidad en sus aviones 737 MAX, lo que podría retrasar las entregas a corto plazo de este modelo, aunque la compañía ha matizado que "no es una cuestión de seguridad de vuelo inmediata y todas las aeronaves pueden seguir operando".
La cotización de la compañía en bolsa se está viendo afectada por todas las dudas sobre la seguridad de sus aviones, y las acciones de Boeing acumulan caídas cercanas al 20% en lo que va de año.