Las negociaciones de Abengoa y sus acreedores, tanto financieros como comerciales, van a conllevar el uso de todas las herramientas y bazas que la compañía tenga a su disposición. Entre ellas, la propuesta de la empresa a los acreedores de tomar parte de los futuros cobros, si los hubiera, de los arbitrajes internacionales que la compañía tiene pendientes.
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La empresa está inmersa en un acelerado proceso de negociación con el que lograr esquivar el concurso de acreedores por segunda vez en cinco años. A sus espaldas, el peso de una deuda financiera que roza los 6.000 millones de euros y un patrimonio negativo por valor de 388 millones por el que, formalmente, ya se encuentra en causa de disolución.
Al cierre de 2019, según las cuentas que publicó la empresa a finales de mayo, Abengoa contaba con 1.205,8 millones de euros pendientes de pago a proveedores. De ellos, la mitad eran comerciales. Unos proveedores a los que da opción de tomar parte en el futuro cobro de los laudos internacionales pendientes, entre otros, con el propio Estado español.
ARBITRAJE CONTRA ESPAÑA
Se trata de uno de los arbitrajes internacionales más relevantes para la compañía presidida por Gonzalo Urquijo, que data del denominado 'hachazo a las renovables' de 2012, cuando se cambió el modelo de retribución del sector.
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La compañía explica en sus últimos estados financieros, que no llevan el respaldo de su firma auditora PwC, el proceso interpuesto ante la Cámara de Comercio de Estocolmo a través de diversas participadas.
En total, reclama daños al Reino de España por importe de 907,8 millones euros (1.188,2 millones de euros en función de impuestos) por incumplimiento del Tratado de la Carta de la Energía. El objetivo es resolver este proceso antes de que concluya el año, porque asegura que la vista del procedimiento está prevista para la semana del 30 de noviembre al 4 de diciembre de 2020.
En el pasado ya dio pasos para monetizar este proceso, que finalmente no se concretaron. En concreto, en los citados estados financieros, explica que buscó “la monetización parcial del citado arbitraje con un conjunto de fondos; así como el cierre de una operación de financiación, constituyendo un paquete de garantías sobre el mismo, si bien finalmente ninguna de dichas operaciones llegaron a ejecutarse”.
Al margen de esa negociación con acreedores, comerciales y financieros, Abengoa está a la espera de dar pasos en dos movimientos estratégicos para su supervivencia. Por un lado, conseguir una nueva línea de liquidez de 250 millones de euros a cinco años, a través del ICO. Por otro, nuevas líneas de avales ‘revolving’ por 300 millones para cubrir las necesidades de su negocio de aquí a finales de 2021. De momento, las próximas semanas serán clave para apuntalar el futuro más inmediato de la compañía sevillana.
