Hace un año, Abengoa pudo evitar el concurso de acreedores por la refinanciación de su deuda. Ahora vuelve a salvarse con una nueva reestructuración, por nuevas necesidades de negocio. Pero fía su supervivencia a la venta del 16,5% de Atlantica Yield y a su planta mexicana A3T, que serán claves para pagar la deuda.
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El endeudamiento financiero bruto asciende a 4.649 millones de euros. El objetivo de este acuerdo es proveerse de nueva liquidez, por un importe máximo de hasta 95 millones de euros, así como obtener nuevas líneas de avales, por otros 140 millones, para financiar las necesidades del grupo.
El endeudamiento se redujo por la venta del 25% de Atlantica Yield. La compañía presidida por Gonzalo Urquijo espera la venta del 16,5% restante antes de final de año, a 20,9 dólares la acción, ya que solo falta el "visto bueno del departamento de Energía". El importe neto obtenido se volvería a destinar al repago de la deuda, lo que no generaría nuevos costes de financiación.
En el caso de la planta de México, A3T, Abengoa ha obtenido 95 millones de liquidez a través de una emisión de bonos que vencerán el 2023. Además, ha obtenido el compromiso de las entidades financieras para disponer de una nueva línea de avales por 140 millones, según explican fuentes financieras. Urquijo ha señalado que A3T es “el garante de los bonos”.
Con esta operación, el banco podrá refinanciar el activo, y venderlo. El grupo le asigna, además, 480 millones de deuda, de forma que el valor total de la planta mexicana asciende a 576 millones de euros. La empresa destinará el dinero obtenido por esta desinversión para zanjar la deuda relativa al new money que inyectaron un grupo de bancos y hedge funds el año pasado.
A pesar de que hace un año se aprobó una reestructuración, fuentes conocedoras de la situación señalan que ese proceso “está siendo bastante exitoso y la compañía empieza a estabilizarse". Según explican se ha vuelto a una nueva reestructuración porque “el balance sigue cargado con deuda”. Así, apuntan que se han visto nuevas necesidades y se ha optado por una nueva reestructuración para atender a las nuevas necesidades del plan de negocio.
Por el momento, Abengoa tiene tres retos la liquidez, las nuevas vías de avales y desapalancar el balance. "Seguimos teniendo una estructura de balance que sigue siendo muy pesada. Y esa estructura al final nos aprieta, nos ahoga y, además, supone que te limita el acceso a la financiación, a los avales, al crecimiento y, por ende, la caja que puedes generar", trasladó el presidente a los analistas. "Tenemos esa situación de balance, heredada, pero que es todavía muy pesada. Hay que reestructurar", insistió Urquijo.
El presidente defiende la nueva reestructuración de su deuda porque “asegura el futuro de la compañía”. Urquijo ha explicado en una conferencia a inversores y analistas para explicar el acuerdo logrado con sus principales acreedores para reestructurar su deuda. El presidente reconoció durante su intervención que el balance está “muy apalancado” y que con esta reestructuración estará “más saneado”.
Esta reestructuración se llevará a cabo a través del canje por instrumentos obligatoriamente convertibles dentro de un mínimo de 5 y un máximo de 10 años. Así las cosas los bonistas senior (que tienen en su haber 1.646 millones) y los junior (que poseen 1.200) podrán llegar a ser dueños del 78% del capital de la firma. La propuesta estará abierta para adhesiones hasta el 30 de noviembre de 2018.
Abengoa asegura que "durante los últimos meses, ha ido cumpliendo los hitos marcados en su plan estratégico, creciendo en su negocio de EPC (Engineering, Procurement & Construction) con una cartera de proyectos adjudicados que alcanzó los 1.424 millones de euros a finales de 2017, agotando por ello las líneas de avales concedidas, y avanzando de forma positiva en su plan de desinversión de activos no estratégicos".