- "Sin intención de ser frívolo, porque la situación es realmente complicada, creo que nunca hay que perder el humor y la sonrisa. Nunca voy a dejar de bailar", confiesa
Si uno de los candidatos de las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña ha tirado de carisma y encanto para apuntalar su ascenso en las encuestas, ese es Miquel Iceta. El líder de los socialistas catalanes 'cae bien' en todos los círculos y confía en su talante dialogante para imponerse en las urnas entre posturas enfrentadas. O para liderar un gobierno transversal con beneplácito de los 'comuns'.
Repite como un mantra que quiere tender puentes, pero no esconde que da portazo a los independentistas a quienes culpa de la "fractura social". Y lo hace a viva voz, no vaya a ser que el millón de votantes indecisos en quienes confía su victoria se acuerden en el último momento del tripartito. Con todo, no le hace ascos a los de Xavier Domènech, líder de los 'comúnes', a quienes pretende conquistar con un programa lleno de propuestas que se enfocan en el reflote de las políticas sociales en la comunidad.
Y en lo económico busca pescar entre el electorado catalanista moderado que espera haberse ganado tras la suma en sus listas de lo que quedaba de la extinta Unió Democrática de Catalunya. Rescata la Hacienda propia del Estatut de 2006 y defiende las mismas medidas que los Gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont plantearon, sin éxito, ante Mariano Rajoy. 45 de las 46 propuestas y reivindicaciones de este último "todas menos el referéndum", puntualiza a 'Bolsamanía'.
Pregunta: Dígame de forma sencilla cuál es su receta para revertir la crisis catalana.
Respuesta: De momento, lo primero que hay que hacer, el día 22, es sentarnos y hablar. Buscar la transversalidad, transmitir tranquilidad a los ciudadanos y recuperar la confianza en Cataluña y sus dirigentes. Yo me comprometo a poner todo lo que esté de mi parte para que esto sea así.
La quita de la deuda no es una idea nueva: el propio ministro Montoro ha apuntado a esta medida en más de una ocasión
P.: ¿Aun a costa de abrir heridas entre los barones de su partido con cuestiones como la Hacienda propia, confrontada con el Gobierno o la quita de la deuda?
R.: El despliegue de una Hacienda catalana, consorciada con la Agencia Tributaria, está contemplada en el Estatut y no fue eliminada por el Tribunal Constitucional. Se trata de crear un Consorcio Tributario entre la Agencia Tributaria del Gobierno central y la Generalitat de Catalunya. Este Consorcio compartirá la gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos que pagamos. Es un sistema que permitirá mejoras de gestión y de inspección tributaria y unos mecanismos de liquidación de ingresos mucho más transparentes que los actuales.
Nos parece que no tiene mucho sentido tener dos estructuras tributarias paralelas en Cataluña, creemos que es más eficiente que haya una sola fruto del consorcio entre ambas; al mismo tiempo reforzará la función de los tributos como herramientas de relación entre los gobiernos y la ciudadanía. Sobre la quita de la deuda, tampoco es una idea nueva: el propio ministro Montoro ha apuntado a esta medida en más de una ocasión.
P.: Destaca en su programa un acuerdo para la estabilidad y la confianza para "garantizar la estabilidad política y jurídica". En definitiva, para que vuelvan las empresas. ¿Cree que se puede revertir el cambio de sede social de las 3.000 que ya se han marchado?
R.: Estoy convencido de que si ofrecemos a las empresas la seguridad jurídica, el clima social y laboral estable y estabilidad política volveremos a ser un destino atractivo para las inversiones de nuevas empresas y, también, para que vuelvan las que se han ido.
P.: ¿Qué hará con las oficinas exteriores cerradas tras el 155 y que otras comunidades mantienen o piensan abrir -como en el caso de Andalucía-?
No pararé hasta conseguir que las infraestructuras necesarias para Cataluña se lleven a cabo
R.: Yo creo que hay que distinguir entre la proyección exterior de la economía catalana, que apoyaremos a fondo como ya hicimos en el pasado, y el despliegue de embajadas políticas sobre las que redefiniremos las prioridades. De entrada, ya le puedo decir que no vemos mucha necesidad de que Cataluña tenga una representación ante el Vaticano; en cambio, la de Bruselas debemos incluso potenciarla. A fin de cuentas, Europa es uno de los ejes de mi política.
P.: Del resto de sus propuestas, muchas ya estaban en los puntos que presentaron Artur Mas y Carles Puigdemont a Mariano Rajoy en 2014 y 2016. Hablo, por ejemplo, de reivindicaciones históricas en infraestructuras como Rodalies o el Corredor del Mediterráneo. ¿Qué le hace pensar que con usted al frente será diferente?
R.: Nosotros hace tiempo que hemos dicho que plantearemos al Gobierno de España 45 de las 46 propuestas y reivindicaciones planteadas por Puigdemont. Todas, menos el referéndum de autodeterminación. Es verdad que son reivindicaciones que llevan años encima de la mesa, y también es verdad que el Gobierno de Rajoy no ha puesto ningún empeño ni interés en estas cuestiones, pero como president de la Generalitat me comprometeré con todas ellas y no pararé hasta conseguir que las infraestructuras necesarias para Cataluña se lleven a cabo.
P.: Por lo pronto, Rajoy les da largas para la reforma constitucional que quieren impulsar desde el PSC y también desde el PSOE, de hecho ha dejado en el aire que se ejecute en esta legislatura. ¿Cómo piensan hacerle cambiar de opinión?
R.: Yo me quedo con el compromiso que el propio Rajoy adquirió con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. No tengo por qué dudar de la palabra del presidente del Gobierno. La comisión parlamentaria para abordar la reforma del modelo territorial ya ha empezado a funcionar, y una vez haya finalizado sus trabajos, abriremos la subcomisión que desembocará en una reforma de la Constitución.
P.: ¿Cómo espera que las propuestas federales del PSC contenten a casi la mitad de los catalanes que quiere la independencia? ¿Cuál es su respuesta para el 80% que quiere solucionar el conflicto mediante un referéndum legal y acordado con el Estado?
La independencia es la última de las salidas y, por lo tanto, no puede ser la primera de las preguntas
R.: Nosotros creemos que antes de votar para separar hay que intentar llegar a un acuerdo. Y después, votar este acuerdo. No una, sino dos veces. La primera en la reforma de la Constitución, y la segunda con el nuevo Estatut que se debería definir tras la nueva Constitución. La independencia sería la última de las salidas y, por lo tanto, no puede ser la primera de las preguntas. Nuestra propuesta va de votar, pero votar el acuerdo. Y estoy convencido de que si hacemos las cosas bien, si conseguimos un buen pacto que mejore el encaje de Cataluña en España y reconozca las aspiraciones de Cataluña, así como una mejor financiación, serán muchos los ciudadanos que nos darán su apoyo.
P.: Pero ser el presidente de todos, ¿no significa dar también respuesta a esta mayoría social?
R.: Nosotros lo que buscamos es dar respuesta a la mayoría de la sociedad. Y creemos que esto solo de pueda lograr mediante el acuerdo, la negociación y el pacto. Haciendo un Govern de reconciliación y ofreciendo a todos los ciudadanos de Catalunya un nuevo acuerdo con España que nos permita seguir juntos muchos más años.
P.: En cualquier caso, llega usted al 21-D muy reforzado por las encuestas, que le auguran ampliar la representación del PSC en el Parlament de Cataluña hasta 21 escaños. Pero para alcanzar la presidencia tendrá que hacer pactos, aunque ha vetado usted a casi todas las fuerzas… Con alguien tendrá que acabar casándose.
R.: Nosotros hemos dejado claro cuál va a ser nuestra política de pactos. No haremos presidente a ningún candidato independentista: ni a Puigdemont ni a Junqueras ni a nadie entre las filas de sus partidos. Todos ellos son los responsables de la situación en la que hoy nos encontramos. Pero tampoco apostaremos por una política de frentes a la inversa: el PP ha estado cinco años sin proponer nada para evitar la situación a la que hemos llegado, y Ciudadanos no tiene una propuesta para Cataluña. No vale con pensar que decir que ‘no’ a la independencia ya es suficiente para arreglarlo todo. A partir del 22 de diciembre necesitamos reconciliar a los catalanes y ponernos a trabajar para los ciudadanos y las ciudadanas de este país.
P.: Si se da el caso, ¿hará presidenta a Inés Arrimadas?
Ciudadanos no tiene una propuesta para Cataluña. No vale con pensar que decir que ‘no’ a la independencia ya es suficiente para arreglarlo todo.
R.: Ahora mismo, solo me planteo la opción de presentar mi candidatura, no la de apoyar a ninguna otra. Además, estoy convencido de que Inés Arrimadas no va a ser capaz de lograr los apoyos para ser investida. Sus posicionamientos no ayudan al acuerdo, la negociación y el pacto. La candidatura a la que represento y yo mismo estamos dispuestos a dialogar y a llegar a acuerdos, tenemos una alternativa para la situación en Catalunya y no nos quedamos en el ‘no’.
P.: También se contempla un posible nuevo tripartito con los ‘comuns’ y ERC… ¿usted se deja querer?
R.: En ningún caso me dejo querer para hacer nada conjuntamente con los independentistas, de ninguna manera. Ya he dicho que son responsables del fracaso y la fractura social en la que estamos y que lo que les toca es irse a la oposición. El comportamiento de los ‘comuns’ hasta ahora siempre ha favorecido los intereses de los independentistas, lo que nos indica que su política de alianzas no es muy de fiar. Dicho esto, yo estoy dispuesto a encabezar un Govern transversal y recabar los apoyos para ser presidente. Los votos de En Comú Podem para mi investidura serán bienvenidos.
P.: En finanzas sabe que se habla mucho de las burbujas que se crean sobre expectativas… ¿No le da un poco de miedo que sea su caso?
R.: Se dice mucho, y es cierto: la mejor encuesta son las elecciones. Aunque también es verdad que el PSC muestra una gran solidez en todos los sondeos, que nos dan –todos, sin excepción- un mejor resultado del que obtuvimos en 2015. Yo creo que estamos en condiciones de ganar estas elecciones. Fíjese que todas señalan el alto número de indecisos que no elegirán hasta las últimas horas, son casi un millón. Además, todas las encuestas también señalan una gran participación, y la sensación que tenemos es que va a ser histórica. Eso es bueno, porque cuanta más gente acuda a las urnas, más representativo será el Parlament que salga de ellas. Mucha gente me dice por la calle que va a votar al PSC y esto nos hace estar muy optimistas de cara al 21.
P.: Y si al final no se ratifica en las urnas lo que se prevé en las encuesta, ¿seguirá bailando?
R.: Sin intención de ser frívolo, porque la situación es realmente complicada, creo que nunca hay que perder el humor y la sonrisa. Nunca voy a dejar de bailar.