El 10N se libran dos batallas en Cataluña: la primera, por el dominio del independentismo; la segunda, por ser la fuerza más votada. ERC tiene como objetivo reforzar su posición en ambos frentes, por lo que abandona toda su moderación anterior en esta campaña, vuelve a tensar la cuerda con el PSOE y coloca al PSC en la diana. La irrupción de la CUP también alimenta la radicalización de los republicanos ya que, según fuentes conocedoras, les comerá terreno.
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Empate técnico entre izquierda y derecha y subidón de Vox el 10N
El votante de izquierdas soberanista ha mantenido una dualidad en su voto hasta la fecha. Tradicionalmente, un alto porcentaje del electorado de la CUP se decantaba por los republicanos en las elecciones generales porque los anticapitalistas no concurrían al Congreso. Pero esto cambia el 10N y ERC se disputa con la fuerza antisistema un porcentaje de votantes nada despreciable: casi el 15%, según las encuestas. Pero no es el único trasvase de votos, los sondeos muestran que cerca del 11% de los de JxCat también se fugaría hacia los cuperos, además, el partido del expresident huido de la justicia, Carles Puigdemont cede un 8,5% al partido de Oriol Junqueras.
La demoscopia certifica que ERC revalidará los 15 escaños que logró el 28 de abril y que el PSC se quedará con la segunda posición con entre 11 y 12 escaños. El tercer lugar irá a parar a En Comú Podem, mientras la CUP y JxCat se juegan la cuarta y quinta plazas. Las derechas pinchan estrepitosamente en la región y se quedan con entre 1 y 2 escaños, tanto Ciudadanos como el PP y Vox. Este ranking obliga a ERC a pelear contra el PSC a la vez que afianza su dominio en el espacio soberanista.
En los primeros compases de la campaña, el partido de Junqueras se ha concentrado en atacar a los socialistas por tierra, mar y aire. Han dejado caer la mano tendida al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y han enterrado su anterior postura favorable a apoyar su investidura. “ERC siempre endurece su discurso durante las campañas electorales”, señalan a Bolsamanía fuentes parlamentarias, que aluden directamente a la presencia de la CUP.
No les queda otro remedio, ya que los cuperos van a por todas. Fuentes próximas al partido califican a ERC de “traidores” que “nos están vendiendo al PSOE”. Asimismo, piden descartar a JxCat por ser el partido “que mantiene al conseller de Interior Miquel Buch en el poder”. Aducen que el partido que representa Laura Borràs en el Congreso “tuvo la oportunidad de echarlo pero se niegan a hacerlo”. “Votar a la CUP es lo que más perjudica a ERC”, sentencian.
LEY DE AMNISTíA
Los republicanos esperan defenderse de estas acusaciones y lavar su imagen de connivencia con el socialismo a base de atacar a Sánchez. El mismo Junqueras ha acusado, por carta, al líder del PSOE de que "desdeñó una mayoría progresista posible solo por su cobardía para sentarse a la mesa y hablar, ¡solo hablar!, con los independentistas”. Además, el partido se vuelca con la amnistía para los presos como tema casi exclusivo de esta intensa semana.
El exconseller de Justicia de la Generalitat Carles Mundó -condenado por desobediencia en el juicio del 1-O- ha llamado este lunes a sindicatos, patronales y universidades catalanas a apoyar una ley de amnistía a los condenados por el Tribunal Supremo para que esta propuesta acoja al 80% de la ciudadanía que "reclama de forma urgente soluciones políticas, diálogo y poner fin a la represión".
Mundó ha subrayado que esta propuesta de ley de amnistía, uno de los principales ejes del programa y la campaña de ERC, es un "punto de partida" para encontrar una solución política al conflicto en Catalunya. El candidato al Congreso, Gabriel Rufián, por su parte, ha apuntado que hay dos grandes consensos en la sociedad catalana: que el conflicto se debe resolver en las urnas y que hay que buscar los mecanismos para liberar a los presos soberanistas: "La mejor herramienta para hacer esto es la amnistía".
El PSOE se cierra en banda ante estas dos propuestas, lo que augura tensas negociaciones tras este domingo electoral, de confirmarse lo que apuntan todos los comicios: empate técnico entre las derechas y las izquierdas, por lo que la llave de La Moncloa volverá a estar en manos de los partidos nacionalistas, especialmente los republicanos. Fuentes del PSC auguran que el bloqueo va para largo “si no hay un cambio claro de los independentistas que rechace la vía unilateral e inicie el diálogo con las fuerzas no independentistas catalanas para buscar una solución consensuada al problema”.