De ser el partido más votado en 2016 a reducir casi a la mitad sus asientos en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Las Elecciones Generales de este año pasarán a la historia del Partido Popular como las de la catástrofe. El partido liderado por Pablo Casado ha obtenido poco más de 4,3 millones de votos, un 16,6% del total en una cita electoral con una participación también histórica (26,1 millones de ciudadanos, un 75,76% del censo).
En su comparecencia desde la sede popular, Casado ha asegurado que el martes evaluarán "los pésimos resultados" -como han sido definidos por fuentes del PP-, y afrontarán la estrategia a seguir de cara a los comicios europeos del próximo mes. La dimisión de Casado no está, por el momento, sobre la mesa a pesar de haber perdido 3,7 millones de votos y 69 escaños, con un 97% escrutado, colocando el resultado por debajo del suelo electoral de la Alianza Popular de Manuel Fraga en 1986 (105 escaños, 25,97% de los votos).
Casado ha reconocido que la fractura de la derecha les ha perjudicado a pesar de tener "más votos" que la izquierda, y que se intentaron pactos preelectorales "con Ciudadanos en el Senado y con Vox en el Congreso". "Estas elecciones han coincidido con la Semana Santa y a un mes de elecciones autonómicas, municipales y europeas, ya dijimos que eso daría problemas para realizar la campaña", ha añadido el líder popular.
El 28A se salda para el PP con 66 escaños en el Congreso -en 2016 obtuvo 137- y, con el 74% de los votos escrutados, 54 senadores frente a los 130 con los que contaba hasta ahora. Casado ha felicitado por su victoria a Pedro Sánchez y ha pedido al PSOE un pacto sin el independentismo. "El PSOE es un gran partido, clave en la historia reciente de España y visto el resultado, espero que pueda llevar a acuerdos de gobernabilidad sin necesitar a los independentistas", ha señalado el líder popular.
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Casado, que se impuso a Soraya Saénz de Santamaría en las primarias del partido hace menos de un año, ha obtenido un resultado peor incluso que el pronosticado por las encuestas. El giro a la derecha del PP le ha pasado factura en las urnas, como ya advirtieron aquellos miembros del partido que han sido apartados en las últimas semanas de la primera línea y de las listas.
El voto que ha logrado que Vox entre al Congreso, con 24 diputados, ha hecho que Ciudadanos se quede a 0,8 puntos en votos y 8 escaños de distancia. Pero el sorpaso sí se ha materializado en comunidades como Madrid, Andalucía, Aragón, Cataluña o Islas Baleares, donde el grupo de Albert Rivera ha adelantado al PP.
En el caso de Madrid, el partido de Rivera se coloca además como segunda fuerza política. Después de treinta años de victorias consecutivas en la región, el PP se ve superado por el PSOE y Ciudadanos, perdiendo la mitad de los votos que logró en 2016 y logrando el peor resultado de su historia.
El resultado en País Vasco no ha sido mejor. El PP ha perdido los dos escaños que logró en 2016 y Javier Maroto, vicesecretario de Organización del PP y jefe de campaña del partido que concurría como cabeza de lista por Álava se queda fuera del Congreso.
La noche electoral se cierra también con un duro golpe en Cataluña. De seis diputados han logrado salvar el que ocupará Cayetana Álvarez de Toledo. De lograr un 13,3% de los votos en 2016 han pasado a menos de un 5%. Valencia también ha optado por el PSOE, relegando al PP a una segunda posición y recortando a la mitad sus diputados, hasta 3, con un 17,5% de los votos. En Castilla-La Mancha, otro de los bastiones populares, sus votantes se reducen a un 22,6% (frente al 42,73% anterior) otorgándoles 6 diputados. Los populares pierden también Murcia en favor del PSOE, pasando de cinco a dos diputados.