Los rifirrafes entre PSOE y PSC en campaña son tónica habitual. La federación catalana de los socialistas suele dar algún que otro dolor de cabeza en Ferraz, mientras los barones y la Comisión Ejecutiva Regional acostumbran a causar sobresaltos en la formación que dirige Miquel Iceta. En la campaña del 10N, el discurso del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, hacia la región ha sembrado el camino del PSC de obstáculos, que el partido ha tenido que andar sorteando como ha podido, mientras ha tratado de mantener el equilibrio con su idea de España: federalismo y plurinacioanlidad.
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ERC vuelve a defender el bloqueo a Sánchez el 10N por temor a la CUPA nadie escapa, sin embargo, que Iceta y su partido han mantenido un perfil bajo en estos comicios. Las relaciones entre el primer secretario del partido y el secretario general no pasan por su mejor momento: se han distanciado y, en cambio, el hombre fuerte de Sánchez en Cataluña es el secretario de organización del PSC, Salvador Illa, según fuentes conocedoras. El PSC, en cambio coquetea con En Comú Podem y sigue defendiendo una coalición progresista de izquierdas, a la par que se pone de perfil ante propuestas del PSOE como la ilegalización de los referéndums.
En la memoria reciente queda el episodio de la presidencia del Senado, que finalmente no fue para Iceta por el bloqueo del Parlament, el intento fallido de reconducir la situación en Cataluña, antes de convocar elecciones en abril y el embrollo de la figura del ’relator’, o la defensa que el mismo Iceta hacía, ya en campaña del 28A, del indulto para los políticos condenados por la sentencia del ‘procés’ o sus alusiones a un referéndum para Cataluña.
Pero el líder socialista catalán se ha mantenido en la retaguardia desde hace varios meses, un comportamiento que desde sectores de la política catalana interpretan como que Iceta se ha acabado plegando por completo al PSOE. Últimamente, el PSC sólo se ha atrevido a alzar la voz la semana pasada para reclamar que el programa del PSOE del 10N incluyera una referencia implícita a la apuesta que Sánchez asumió en 2017 para impulsar una reforma constitucional que avance hacia la España federal y plurinacional. La ‘enganchada’ entre ambos partidos se solucionó, según el mismo primer secretario de los socialistas catalanes, con una llamada suya a Ferraz para pedir una referencia a las declaraciones de Granada y Barcelona.
Finalmente, el texto del programa electoral reza así: "Mejoraremos la colaboración institucional con todas las comunidades autonómas y abordaremos el conflicto de convivencia en Cataluña impulsando el diálogo entre catalanes y también entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña, siempre dentro de la Constitución y del Estatuto de Autonomía. Al menos desde 2003, en Santillana del Mar, el PSOE se ha comprometido a las reformas necesarias para un nuevo impulso del autogobierno, luego concretadas en la Declaración de Granada de 2013 y en la Declaración de Barcelona de 2017". Esta última hace referencia a un Estado federal.
Federalismo, pero con matices. Después de este incidente Sánchez se ha esforzado en declarar que la España federal y plurinacional que defiende el PSOE tiene como meta "perfeccionar" el actual Estado de las autonomías sin llegar a convertir el país en una federación de estados. El partido en Cataluña, por su parte, se circunscribe a la “llamada al orden y al respeto a la legalidad”, según explican a Bolsamanía, a la par que sigue defendiendo en unos mítines donde la candidata y expresidenta del Congreso, Meritxell Batet, está ausente por problemas de salud, las nacionalidades de España.
El diablo está en los detalles y fuentes conocedoras subrayan que la incomodidad con un Sánchez que rebaja la España federal y no ratifica su anterior posicionamiento sobre si Cataluña es o no una nación, como se pudo ver en el debate de los cinco candidatos de este lunes, va en aumento en el PSC. El endurecimiento del discurso con la región y la alusión a TV3 y al “uso sectario que se está haciendo por parte del independentismo catalán” de la cadena, una de las tesis de la derecha, tampoco gustan entre los socialistas catalanes, según las mismas fuentes. De hecho, el Parlament de Catalunya ya reformó el reglamento para elegir al consejo de administración de su órgano regulador por dos tercios de la Cámara, en el pasado pleno, circunstancia que se le olvidó por completo al secretario general del PSOE.
De cara a la galería, en el PSC niegan que exista un giro hacia la derecha de Sánchez, pero de puertas adentro no acaban de encajar el tono blandido con Cataluña, que no temen que les pase demasiada factura, ya que las encuestas les otorgan una holgada segunda posición con 11 o 12 escaños. Otras fuentes próximas aseguran que la maniobra del presidente del Gobierno en funciones tiene como objetivo seguir con la opa lanzada al votante de Ciudadanos.
En última instancia, afirman, sus anuncios del debate a cinco, como la vicepresidencia económica para Nadia Calviño o la ya mencionada propuesta para ilegalizar los referéndums -propuesta presentada por el PP en febrero que el PSOE no respaldó- tienen con fin lograr la gran coalición con los populares.