Como era previsible, la investidura del Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha desatado un nuevo capítulo de las guerras postconvergentes entre partidarios y detractores del expresident de la Generalitat huido de la Justicia, Carles Puigdemont. Con las dos facciones del partido, los posibilistas y rupturistas, en estado de perpétuo cisma, la carta de los presos soberanistas de Junts per Catalunya pidiendo que el partido respalde al socialista, ha vuelto a elevar a pública la constante amenaza de ruptura.
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Los presos de JxCat apuestan por la abstención en la investidura de Sánchez
Desde que Puigdemont se autoexilió en Waterloo y colocó al actual President de la Generalitat, Quim Torra, en la Plaza Sant Jaume, los conatos de revuelta se han sucedido en el seno de los herederos de Convergència. Los críticos con la gestión del expresident, que ya trataron de plantar batalla en el debate de los Presupuestos Generales de la pasada legislatura, han ido siendo relegados y apartados de sus cargos y funciones.
No obstante, fuentes conocedoras aseguran que las costuras de la formación han cedido irremediablemente y sólo las aguanta el juicio del ‘procés’, que está visto para una sentencia que previsiblemente se conocerá en otoño. Se especula con que, después, muchos críticos con el frentismo de Puigdemont y su enquistamiento en el conflicto con el Estado volarán hacia un nuevo espacio de derechas catalanista que está en ciernes y que podría incluir nombres como el del exconseller Santi Vila.
Este ‘chup-chup’ volverá al punto de ebullición pasado el verano, con la amenaza de unas elecciones autonómicas en la región. Pero, entretanto, los moderados de Junts per Catalunya toman posiciones y han decidido aprovechar la inminente Sesión de Investidura en el Congreso para lanzar un nuevo desafío al liderazgo del exlíder en Bélgica y de Torra.
Los tres diputados postconvergentes suspendidos por la Mesa del Congreso, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, han defendido en una misiva que su grupo se abstenga en dicho debate parlamentario que se celebrará en las próximas semanas. No están solos, el mismo ‘alma mater’ de la antigua CiU y también expresident, Artur Mas, ha plantado cara a la estrategia del “no a todo” de Puigdemont y ha abogado, esta semana, por desbloquear la situación en el Congreso.
El resto de compañeros de bancada han expresado con anterioridad su apoyo a Puigdemont, aunque diversas fuentes apuntan a que existe debate en el seno del grupo parlamentario -con los tres presos suspendidos, a la práctica son cuatro diputados- sobre si abstenerse o votar ‘no’. Reconocen que hay posicionamientos diferentes" en el seno del grupo, que integran también miembros del PDeCAT, partido que está por la abstención. Sin ir más lejos, Miriam Nogueras y Laura Borràs, en la órbita del expresident en el exilio autoimpuesto, trasladaron al PSOE su negativa a franquear la llegada a Moncloa de Sánchez. Exigen que se produzca diálogo político y, como dijo Torra en una entrevista en TV3, que se plantee una nueva oferta para Cataluña.
Los soberanistas presos, en cambio, son partidarios del ala posibilista a la que se ha adscrito Mas y de la que forma parte, sin ir más lejos, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, según fuentes próximas. Consideran que la investidura de Sánchez es un mal menor. "Entre alguien que te quiere arrasar y alguien que no te ayudará pero puedes pactar, prefiero este alguien", declaró el expresident tras una reunión con Puigdemont en Waterloo.
ARITMÉTICA PARLAMENTARIA
La abstención de Junts per Catalunya que preconizan sus diputados en prisión preventiva es fundamental ya que permitiría a Sánchez superar la investidura, en la segunda votación del Congreso, con el único apoyo de Unidas Podemos, PNV, Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y Compromís, y aunque los independentistas de Esquerra Republicana votaran en contra.
Si finalmente todos los votos de Junts se pasan a la abstención, se rebaja el listón que necesita Sánchez para ser elegido. Por el momento, el PSOE sólo tiene suscrito el apoyo del diputado del PRC, José María Mazón, pero aspira a sumar los 42 de Unidas Podemos, los seis del PNV --con quien acaba de firmar un pacto en diputaciones y alcaldías-- y el de Compromís --partido con el que gobierna en la Comunidad Valenciana--.
En total, son 173 votos factibles en favor de Pedro Sánchez, mientras que el PP, Ciudadanos y Vox, que ya han anunciado expresamente su voto en contra, suman 147. El 'No' podría llegar a 151 con los dos de Coalición Canaria y los dos de UPN --de la coalición Navarra Suma UPN-PP-Cs--, e incluso llegar a 170 si también se oponen ERC y Bildu. En ese contexto, Pedro Sánchez superaría la investidura en segunda votación (la primera requiere mayoría absoluta y a priori está descartada).
Ahora bien, si Junts no sigue la estrategia planteada por sus presos y mantiene el voto en contra, aunque sólo sean los cuatro diputados que no están suspendidos, la investidura fracasaría por un solo voto.
En ese caso, la otra llave la tendría ERC, que ya abrió la puerta a la abstención de sus catorce diputados en activo (el decimoquinto es Oriol Junqueras, que también está suspendido), o incluso Bildu, si sus cuatro representantes no votan en contra.