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Oriol Junqueras (ERC).Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Como era de esperar, ERC no se lo va a poner fácil al PSOE para investir al presidente el Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Los republicanos venderán caros sus 13 escaños, de los que los socialistas necesitan al menos una abstención, en un ejercicio de enviar una imagen de dureza y determinación en vista de unas futuras elecciones en Cataluña, que numerosas fuentes ubican entre febrero y primavera.

Los primeros contactos entre el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, han servido para constatar el 'no' de la bancada de la formación política de Oriol Junqueras. Lastra y Rufián no han acercado posturas, sino que la reunión del pasado jueves sirvió, de hecho, para ver cómo de alejados están. Fuentes conocedoras confían en la buena relación que mantienen para ir, poco a poco, conquistando a los independentistas para que, al menos, miren hacia otro lado.

Pero en Ferraz escudriñárán hasta dónde cede el PSOE a cambio. Muchos barones se oponen a que el nuevo Gobierno parta con la lacra de haber hecho concesiones al independentismo y se sentirían más cómodos con el apoyo de los 10 náufragos de Ciudadanos y los partidos regionalistas. Una de las voces que más contundente se ha mostrado ha sido el expresidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien ha insistido en que presentará su baja como militante del PSOE si finalmente Pedro Sánchez "forma Gobierno con Podemos, ERC y los independentistas".

En la casa republicana, algunas fuentes apuntan a que Junqueras, que cumple prisión en Lledoners por el 1-O, ya habría dado su beneplácito y que en las próximas semanas se asistirá a una escenificación del juego del gato y el ratón. De cara a los focos, la apuesta del partido para la "resolución política" del conflicto catalán pasa por la creación de una mesa de partidos y en la necesidad de "avanzar en materias sociales urgentes" que ahora están "bloqueadas" tanto en el Congreso como en el Parlamento autonómico. El mismo líder de ERC y el vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonés, han apelado al llamado 'pacto de Pedralbes' como un buen punto del que partir.

De puertas adentro, la formación sabe que no tiene muchas opciones. Impedir un Gobierno de izquierdas no está en sus planes, además, "gran parte de su electorado no lo entendería", indican fuentes conocedoras. Los posibilistas entre las filas de los republicanos, como el exportador en el Congreso, Joan Tardà, señalan que la coalición PSOE-Podemos es el escenario menos malo y se aferran al diálogo ofrecido para ir abordando, después, otras cuestiones como, por ejemplo, la amnistía de los presos. Y la imagen de votar 'no' junto a los 52 diputados de Vox tampoco es que les satisfaga.

Pero, por otra parte, el desgaste de la formación podría acelerarse, algo a tener muy en cuenta, ya que el clima preelectoral en Catalunya deja cada vez más claro que la relación entre ERC y JxCat se aguanta sólo por apariencias. Algunos sectores se preparan para que haya un adelanto de los comicios autonómicos a febrero, por lo que los republicanos podrían verse abocados a elecciones sólo dos meses después de la investidura y sin darle tiempo al nuevo Ejecutivo para que hiciera 'gestos' con la región.

Hay que recordar que la candidatura de Rufián dejó patente cierto agotamiento en las elecciones del 10N que se tradujo en la pérdida de dos escaños. La irrupción de la CUP y la subida de un diputado de Junts per Catalunya les comieron terreno y sus votantes castigaron el giro dado por Rufián en el hemiciclo. Aunque votaron 'no' a la investidura, prometieron su abstención a un Gobierno de coalición PSOE-Podemos. Su petición ha acabado por materializarse y ahora les tocaría cumplir.

A todo esto cabe añadir que el independentismo presiona a ERC para consensuar una postura en las negociaciones de la investidura. Junts per Catalunya se ha visto dejada de lado y exige unidad de acción a los republicanos, por eso ambas formaciones se han emplazado a una reunión en la que la fuerza que lidera el expresident Carles Puigdemont piensa exigir que no deben haber "cheques en blanco" ni se debe "pagar por adelantado", según ha explicado la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs. Rufián también tiene previsto reunirse con la CUP y con EH Bildu, todo para una investidura que se prevé justo antes de navidades, entre el 12 y el 16 de diciembre.

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