El empresariado catalán observa el arranque de campaña de las elecciones del 26 de mayo con muchos nervios. Las encuestas sitúan al republicano Ernest Maragall en la 'pole' para ganar la alcaldía de Barcelona con todas las quinielas favorables a que pacte con la actual alcaldesa, Ada Colau. Este escenario despierta pánico entre los sectores económicos barceloneses que siguen noqueados por la victoria de la candidatura independentista en las recientes elecciones de la Cambra de Barcelona, ahora dominada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
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Después de que los sectores económicos de la ciudad condal se sigan preguntando cómo han podido perder la Cámara barcelonesa a manos del soberanismo, temen que la ciudad siga la misma suerte. La encuestas publicadas esta semana presagian este desenlace: ERC obtendría 11 concejales, BComú nueve o diez y el PSC de Jaume Collboni subiría hasta nueve, con lo que Maragall vencería en los comicios pero necesitaría pactar para poder gobernar en la ciudad. Y su socio preferente, como él mismo ha dicho en diversas ocasiones, es Colau.
Con todo, los republicanos podrían obtener la estabilidad mediante un pacto con el PSC, una opción ante la que el alcaldable del PSC arruga la nariz y que Maragall también rechaza. Pero PSOE y ERC se necesitan en otros frentes, entre ellos la designación del primer secretario socialista, Miquel Iceta, como senador para que pueda ser nombrado presidente del Senado, tal como fue anunciado esta semana. El respaldo de los republicanos en el Parlament de Catalunya es crucial para que Iceta dé el salto.
Fuentes del partido de Collboni, sin embargo, han asegurado a Bolsamanía que "no entrarán" en el juego republicano del cambio de cromos. El que fuera socio de Gobierno de Colau antes de la imposición del artículo 155 en Cataluña, tras el 1-O, busca capitalizar el efecto de las elecciones del 28-A y obtener el suficiente peso como para encabezar los futuros acuerdos.
Anteriormente, había declarado que sus socios preferentes eran la plataforma de Manuel Valls y el PP para poner un cordón sanitario a los independentistas. Una opción que ansía parte del empresariado de la Ciudad Condal, especialmente desde sectores como la restauración, hostelería y hotelería, que han sufrido bajo el mandato de Colau, explica Carlos Rivadulla, presidente de Empresaris de Catalunya.
Por este motivo, desde esta entidad, apuestan por un pacto de constitucionalistas que deje fuera de la ecuación a los partidos independentistas y a Barcelona en Comú. Ver la capital catalana gobernada por una "coalición entre el procesismo soberanista y el populismo de izquierdas radical es muy peligroso", lamenta Rivadulla.
Pero en los principales despachos barceloneses suman y vuelven a sumar lo que presagian los sondeos y no les salen los números. La plataforma de Manuel Valls lograría seis ediles y el PP de Josep Bou se quedaría rozando el 5% que se precisa para entrar en el consistorio. Por este motivo echan el resto en la campaña que arrancó en la madrugada del viernes y declaran su apoyo a "cualquiera de los tres", en referencia a Collboni, Valls y Bou.
"Un alcalde independentista dañará la recuperación lograda tras el 1-O", asegura Rivadulla. Sin ir más lejos, la situación hotelera ha vuelto a una "relativa normalidad", según el vicepresidente y consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer. Con todo, las inversiones no se recuperan -se ha perdido un 11%- y las empresas que huyeron después del referéndum independentista no tienen planes para regresar.
De la diáspora empresarial de finales de 2017, los expertos pronostican que no se recuperará ni el 25%. Ni siquiera eso si sigue la amenaza del independentismo, por este motivo, las de Barcelona, "son las elecciones municipales más importantes de los últimos 40 años", sentencia Rivadulla.