El presidente de China, Xi Jinping, aprovechó el discurso inaugural que ofreció este domingo en la apertura del XX Congreso del Partido Comunista del país para proclamar los logros de la política 'cero Covid' que está siguiendo el gigante asiático. Habló de las virtudes de las medidas adoptadas y el éxito que han tenido, y dijo que aunque es posible que haya algunos ajustes en el actual enfoque que se sigue contra la pandemia de coronavirus, no habrá una relajación significativa en los próximos meses.
Teniendo en cuenta lo que dijo Xi, que remarcó que esta política ha logrado "resultados positivos" e incluso llegó a referirse a ello como una "guerra popular total" contra el Covid-19, todo apunta a que la economía china seguirá viéndose limitada por las restricciones. Y es que aunque los controles ayudaron al país a volver rápidamente al crecimiento en 2020, la controvertida política de cierres se ha vuelto cada vez más estricta este año, lo que ha llevado a los bancos de inversión a recortar repetidamente las estimaciones de crecimiento para China.
Los expertos de TD Segurities apuntan, de hecho, que "es probable que los bloqueos más específicos y las pruebas masivas sigan siendo el camino a seguir", lo que seguirá afectando a la economía del gigante asiático.
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China se desmarca de las subidas de tipos de interés: ¿cómo afecta a los inversores?En cualquier caso, el Informe de Trabajo, que fue el documento que leyó Xi en esta sesión inaugural del Congreso, contiene pocas novedades en materia de política económica. El presidente sí que afirmó que el país ha abandonado recientemente el crecimiento rápido y se ha centrado más en la autosuficiencia nacional, especialmente en el ámbito tecnológico.
De hecho, apuntó que de cara al futuro China necesita una sólida base tecnológica para alcanzar sus objetivos de modernización. Algunos de los ámbitos que mencionó fueron el aumento de la calidad de los productos manufactureros de China, las capacidades del país en el transporte espacial y el desarrollo digital.
Además, sobre los planes de crecimiento, Xi dijo que el país se propondría impulsar la productividad, hacer más resistentes sus cadenas de suministro y ampliar la producción económica global.
El discurso, en general, estableció un marco para el plan a corto plazo de Xi para China, que, según dijo, consiste en "realizar básicamente la modernización socialista" entre los años 2020 y 2035. El objetivo del país es convertirse en 2035 en una "economía socialista moderna" y alcanzar en 2050 el Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional, que incluye "prosperidad común para todos", un país fuerte y democrático y estar en armonía con la naturaleza, según explicó Xi.
"Está claro que la definición china de democracia no es la democracia liberal, sino lo que ellos llaman 'democracia de proceso completo', que describen a grandes rasgos como un liderazgo basado en la meritocracia y unos objetivos y soluciones basados en consultas con el pueblo y las instituciones", destacan los expertos de Danske Bank.
Y aunque no mencionó directamente a ningún país en su discurso, que duró casi dos horas, sí que hubo referencias veladas a EEUU y Taiwán. Xi apuntó China no cambiará de rumbo ni siquiera cuando se enfrente a "peligrosas tormentas" en un mundo más hostil. El líder chino alabó el "espíritu de lucha" de la nación y dijo que el país estaba "bien posicionado para perseguir el desarrollo y garantizar la seguridad".
Sus palabras dan a entender que el gigante asiático está preparado para hacer frente a un desafío cada vez mayor por parte de EEUU bajo la presidencia de Joe Biden, que ya ha actuado para obstaculizar la capacidad de Pekín de acceder a tecnología avanzada (ha anunciado nuevos controles a la exportación de semiconductores, en un esfuerzo por mantener la ventaja tecnológica de Estados Unidos sobre China) y ha tratado de disuadir cualquier acción militar contra Taiwán.
Pero Taiwán sigue en el punto de mira de los chinos. Tanto que Xi dejó claro que el país se reserva la opción de "tomar todas las medidas necesarias" contra la "injerencia de fuerzas externas" en la cuestión de Taiwán. El presidente habló con firmeza sobre la determinación de China de reunificarse con la isla autogobernada, que Pekín considera parte de su territorio.
"Seguiremos luchando por la reunificación pacífica con la mayor sinceridad y el máximo esfuerzo", dijo Xi, "pero, nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza. Y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias", destacó. Como remarcó, "esto está dirigido únicamente a la interferencia de fuerzas externas y a unos pocos separatistas que buscan la independencia de Taiwán", dijo, enfatizando que la resolución de la cuestión de Taiwán es un asunto que deben resolver los chinos.
Durante esta semana las reuniones se celebrarán en su mayoría a puerta cerrada y la próxima gran cita será el domingo, cuando se conozca el nuevo Comité Permanente, la cúpula directiva de China. Probablemente, Xi sea reelegido para un tercer mandato (lleva ya 10 años en el poder) y elevado a 'líder del pueblo', un título que según los analistas de Danske Bank "cimentará su poder".