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Las ventas minoristas de Reino Unido cayeron un 0,9% en septiembre, muy por debajo de la previsión y después de la subida del 0,4% registrada en agosto, según los datos de la Oficina Nacional de Estadística británica (ONS).

Los volúmenes se vieron afectados por la crisis del coste de vida, que continuó haciendo mella en el bolsillo de los consumidores, y el clima inusualmente cálido.

Aun así, el crecimiento interanual subió hasta el -1%, desde el -1,4% de agosto, pero también estuvo por debajo del consenso.

Por sectores, las ventas minoristas de las tiendas no alimentarias bajaron un 1,9%, las del comercio fuera de tiendas (principalmente minoristas online) cayeron un 2,2%. Por el contrario, el volumen de ventas de las tiendas de alimentación aumentó un 0,2% y el de combustible para automóviles subió un 0,8%.

Mientras, los volúmenes de ventas cayeron un 0,8% durante los tres meses hasta septiembre, en comparación con los tres meses anteriores.

En comparación con el nivel anterior a la pandemia del COVID-19 en febrero de 2020, las ventas minoristas totales fueron un 17,1% más altas en términos de valor, pero los volúmenes fueron un 2,5% más bajos.

Los analistas de Pantheon Macroeconomics consideran que las ventas minoristas "deberían recuperarse en el cuarto trimestre, respaldadas por una mayor recuperación de la renta disponible real de los hogares". "Esperamos un crecimiento intertrimestral del gasto real de los hogares del 0,3% en el cuarto trimestre, revirtiendo cómodamente una caída del 0,1% en el tercer trimestre, y esperamos que este ritmo se mantenga durante 2024".

"Las cifras resaltan el contexto de debilidad del consumo que está contribuyendo a una economía débil", añaden en interactive investor. Para EY, los datos de septiembre demuestran que "el modesto repunte de agosto resultó sólo temporal". Creen que es probable que las ventas minoristas sean decepcionantes durante el resto de 2023 a medida que crezca el impacto de los tipos de interés más altos.

No obstante, consideran que hay algunos destellos de esperanza para los minoristas: "El poder adquisitivo de los consumidores debería verse respaldado por una inflación más baja y los salarios promedio ahora aumentando nuevamente en términos reales. Y la situación financiera de los hogares, en conjunto, es relativamente saludable, lo que refleja un ahorro no planificado durante la pandemia y un pago de deuda no garantizada en los últimos años".

Eso sí, matizan que se muestran escépticos con que estos factores sean suficientes para compensar el gran impacto en el ingreso disponible del aumento de los costes de endeudamiento que gradualmente se está transmitiendo a los hogares. "Por lo tanto, es probable que las ventas sigan siendo débiles en el mejor de los casos en el futuro previsible".

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