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Los usuarios ya gastamos más dinero con tarjetas que en efectivo. Según Euromonitor International, 2016 fue el primer año en el que se apreció este cambio. Y la tendencia continúa. Estas son algunas de las señales que explican este hecho, según Worldline, firma especializada en medios de pagos y servicios transaccionales.

Algunos países ya se han subido al carro de la sociedad sin efectivo. Es el caso de Suecia, Bélgica y Corea del Sur

En primer lugar, la incursión de la iniciativa europea de Instant Payments, que permite transferir importes en euros en menos de diez segundos, es considerada como una herramienta con suficiente potencial como para contribuir al fin del efectivo.

En segundo lugar, la opción de comprar y pagar con asistentes de voz, aprendizaje automático y el procesamiento de lenguaje natural, da puntos a la hora de usar las tarjetas. Ovum ha pronosticado que para 2020, el 80% de las marcas usarán chatbots para las interacciones con los clientes. Al vincular directamente una opción de pago al asistente de voz, la experiencia de compra es rápida y ahorra tiempo.

Además, el efectivo sale muy caro: su impresión y distribución puede conllevar costes de hasta el 1,5% del PIB para las economías nacionales, según estimaciones de MasterCard.

Los reguladores y los bancos también valoran los beneficios de una sociedad sin efectivo ya que aumenta la trazabilidad, un aspecto de gran interés para las autoridades fiscales.

Algunos países ya se han subido al carro de la sociedad sin efectivo. Es el caso de Suecia, India y Corea del Sur. El Banco central sueco, el Riksbank, predice que las transacciones en efectivo representarán menos del 0,5% del valor de todos los pagos realizados en el país en 2020. Corea del Sur tiene como objetivo quedarse sin dinero en efectivo en 2020. Y desde noviembre de 2017, el Gobierno indio se ha embarcado en una política de desmonetización que se considera un paso importante para convertirse en una economía sin efectivo.

También hay que prestar especial atención al ocaso de las tarjetas de crédito, pues los expertos ya anuncian que perderán cuota de mercado en los próximos años. Esto es debido, sobre todo, a la llegada de PSD2, la segunda Directiva de Servicios de Pago de la UE, que permite a los comercios activar los pagos directamente de los clientes y eludir las tarifas y posibles fraudes relacionados con las tarjetas de crédito. En respuesta a ello, se están desarrollando servicios tales como pagos con tarjeta instantánea, wallets digitales y pagos integrados con el IoT. También se están expandiendo hacia pagos sin tarjeta, lo que es más notable con la adquisición de Vocalink por parte de Mastercard.

Se trata de un sector con muchos cambios, aunque cada país lo hace a un ritmo diferente. Es evidente que los procesos de pago se aceleran, y el procedimiento es cada vez más sencillo, por lo que el crecimiento de los pagos sin efectivo presenta oportunidades interesantes para emisores, adquirentes y comercios.

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