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La Comisión Europea ha presentado este martes su plan para combatir la evasión fiscal de las empresas multinacionales que incluye, entre otras iniciativas, una nueva propuesta para crear una "tasa digital" y una propuesta legislativa con la que pretende avanzar en la armonización del impuesto de sociedades en la Unión Europea como medida estrella.

La nueva postura de Estados Unidos en las negociaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha levantado el optimismo en la capital europea y Bruselas quiere aprovechar el dinamismo que Joe Biden ha dado al debate global sobre la tributación de los grandes grupos empresariales con una estrategia renovada en este ámbito.

"La UE necesita un marco sólido, eficiente y justo que esté a la altura de las necesidades de financiación pública y que también apoye la recuperación y las transiciones verde y digital", argumenta el Ejecutivo comunitario en un documento en el que anticipa una serie de propuestas legislativas a aprobar de aquí a 2023.

A corto plazo, Bruselas confía en que las negociaciones en la OCDE lleguen a buen puerto en sus dos pilares: el derecho de cada país a gravar parte de los beneficios conseguidos por compañías sin presencia física en su territorio (pilar 1) y el establecimiento de una base imponible mínima y efectiva para las multinacionales (pilar 2).

La Comisión Europea espera que se llegue a un acuerdo a mediados de año y cuando suceda lo trasladará a la legislación europea a través de directivas. Además, en julio presentará sus propuestas para crear un gravamen a la entrada de carbono al bloque y una tasa digital que "coexistirá" con lo pactado en la OCDE.

LA UE "PUEDE Y DEBE IR MÁS LEJOS"

Sin embargo, el Ejecutivo comunitario remarca que el acuerdo de la OCDE "sólo se aplicará al principio a un número limitado de empresas" y defiende que "una UE estrechamente integrada con su Mercado Único puede y debe ir más lejos".

Por eso, planteará en 2023 la creación de un nuevo marco para el impuesto de sociedades en la UE que enterrará su antigua propuesta para establecer una base imponible común y consolidada de este gravamen a nivel europeo. Esta iniciativa se puso por primera vez sobre la mesa de los Estados miembros en 2011 pero nunca se pudo avanzar por las reticencias de Suecia, Dinamarca, Irlanda y Finlandia.

El nuevo enfoque de Bruselas estará basado en el acuerdo que se alcance en la OCDE y prevé aglutinar todos los beneficios obtenidos en los Estados miembros de la UE por una multinacional concreta en una única base imponible. Después, se asignará una parte de estos beneficios a cada uno de los países europeos mediante una fórmula predeterminada y cada uno de ellos aplicará el tipo fiscal de su impuesto de sociedades.

Sería, por tanto, un paso hacia la armonización de este impuesto, pero incompleto, porque la fijación del tipo a aplicar a cada parte de beneficios seguiría siendo una competencia nacional. Bruselas, no obstante, anima a los socios comunitarios a aplicar tipos imponibles "por encima" del nivel que se acuerde globalmente.

A juicio de las autoridades comunitarias, este marco "asegurará que las empresas pueden operar sin barreras fiscales indebidas en el Mercado Único" y también "garantizará que las disparidades en los regímenes fiscales de los Estados miembros no socavan su capacidad para recaudar fondos para financiar las prioridades nacionales".

"NO SERÁ FACIL"

Al igual que todas las propuestas en el ámbito de la fiscalidad, esta medida requerirá el visto bueno de los Veintisiete para salir adelante y Bruselas es consciente de que "no será fácil" encontrar que todas las capitales del bloque den su visto bueno.

Así lo ha expresado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, quien se ha mostrado "bastante optimista" de cara al futuro de las negociaciones en la OCDE y ha dicho que esto daría un "empujón" a nivel europeo. "No puedo imaginar que la UE evite participar en un acuerdo global", ha afirmado en una rueda de prensa para presentar el plan fiscal.

Este hecho y la "necesidad" de que la UE rediseñe su sistema tributario para adecuarlo a la nueva economía digital son las dos razones que el italiano utiliza para argumentar que la UE saque adelante "algo que no era capaz de hacer hace cinco o diez años". "No es fácil, será necesario construir consensos, pero es posible", ha insistido.

Por otro lado, el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrosvkis, ha recordado también que durante los últimos años la UE ha aprobado reformas fiscales que exigían el criterio de unanimidad entre los Estados miembros.

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