- El mandato del banquero central italiano termina en noviembre de 2019
- Los expertos del banco suizo esperan un BCE más duro liderado por Weidmann
El nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) abre completamente las puertas para que Jens Weidmann, actual presidente del Bundesbank alemán, sea nombrado presidente del BCE cuando expire el actual mandato de Mario Draghi, en noviembre de 2019.
Esa es la opinión de los expertos de UBS. "Pensamos que el nombramiento de Luis de Guindos ha aumentado las posibilidades de que Jens Weidmann tome el mando del BCE a partir de noviembre de 2019", afirman desde el banco suizo.
En su opinión, "un BCE liderado por Weidmann normalizará de manera más rápida los tipos de interés" en la zona euro. El nombramiento de Weidmann "reforzará al euro y al sector bancario europeo, y al mismo tiempo presionará al alza los rendimientos de los bonos de la eurozona".
RELEVO GENERACIONAL
Además de la entrada de Guindos y el relevo de Draghi, UBS señala que durante los próximos meses se producirá "un relevo generacional" al frente de la cúpula del BCE, que "abrirá la posibilidad a un cambio" en el enfoque de la política monetaria, caracterizada por los grandes estímulos aplicados en los últimos años para combatir la crisis.
Sobre el nombramiento de Weidmann como presidente, comenta que el apoyo de Alemania a Guindos y las buenas relaciones entre Angela Merkel y Mariano Rajoy refuerzan "los lazos" que pueden ser "claves" en su nombramiento. Ambos países tienen capacidad para bloquear a otro candidato, además de contar con el previsible apoyo de Francia "en el contexto de las reformas en la zona euro".
EL PERFIL DE JENS WEIDMANN
Jens Weidmann se ha mostrado crítico con la política monetaria liderada por Mario Draghi en los últimos años. El banquero central germano se ha mostrado mucho más ortodoxo en sus planteamientos que el 'imaginativo' italiano. Antes de su nombramiento al frente del Bundesbank, fue el principal asesor económico de Merkel.
Tras acceder a la presidencia del banco central alemán en 2011, con tan sólo 42 años, se ha caracterizado por una firme defensa de la estabilidad de los precios, el primer y único objetivo asignado al BCE, al contrario que a la Reserva Federal de EEUU (Fed), que tiene como segunda obligación fomentar el empleo.