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Ha sido uno de los temas estrella de este 2018: un temido efecto dominó entre los países emergentes que provoque una crisis homologable a la de los tigres asiáticos de finales de los 90. Dos países, Argentina y Turquía, se han disputado el dudoso honor de ser la primera pieza en caer, que arrastre al resto de economías y el último episodio en la moneda del país otomano ha vuelto a desatar el pánico provocando ventas en otras divisas que ponen en alerta a los bancos españoles, muy vulnerables a Argentina, Brasil y México.

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El trío de países, junto a Turquía, ha hecho tambalearse en bolsa los valores del sector bancario nacional y aunque es el BBVA quien se lleva la peor parte por su exposición a todos ellos -más de un 37% de su beneficio viene de México, un 11,5% de Turquía y un 14% de América del Sur-, Banco Santander (que el lunes bajó el 2,43%) tiene como mayor mercado Brasil y, en cuarta y octava posiciones, México y Argentina, respectivamente.

Hasta la fecha, la diversificación del negocio en estos países no ha afectado a las cuentas de resultados de la banca, que han incrementado sus beneficios en el primer semestre -excepto Banco Sabadell-, pero la continuada depreciación de la lira turca, el real brasileño, el peso mexicano y el argentino podría acabar por dejarse notar en el global del año. De ahí el sufrimiento de BBVA, que en dos jornadas ha visto como el valor de sus acciones se ha desplomado un 9%, al son de la devaluación de la lira turca de más de un 25% desde el pasado viernes.

La pregunta clave es si la crisis turca se verá como un evento idiosincrático impulsado por la vulnerabilidad específica de Turquía y la mala gestión financiera

HUÍDA DE LOS EMERGENTES HACIA LOS ACTIVOS REFUGIO Y EL DÓLAR

La moneda acumula un declive de un 47% en lo que va de año, hasta los mínimos históricos de 7,24 liras por dólar de este lunes. Y en el último tramo de su agudo desplome, como ya pasara antes con la caída del 40% del peso argentino, ha arrastrado a otras monedas muy sensibles por sus elevadas deudas denominadas en dólares. Así, el real brasileño acumula caídas del 10% en 2018 y el peso mexicano, menos dañada, aún está en positivo en el balance anual, aunque a mediados de junio alcanzó su mínimo de 2018 cerca de los 21 pesos por dólar.

El peso argentino, por su parte, ha alcanzado nuevos mínimos históricos en los 30 pesos por dólar, lo que ha provocado una intervención del banco central del país, que ha elevado los tipos de interés en 500 puntos básicos, hasta el 45%, desde el 40% anterior, en un intento de contener el contagio de la lira turca.

Pero ha sido el rand sudafricano la divisa de un país en desarrollo que se ha llevado la peor parte en este mes de agosto en el que la aversión al riesgo se apodera de los mercados. La moneda ha llegado a recortar un 10% de su valor en unas pocas horas este lunes, hasta niveles no vistos desde mediados de 2016. El rublo no se ha quedado a la zaga y también se ha desplomado a mínimos de dos años y medio. La rupia india ha alcanzado su enésimo mínimo histórico, las caídas en la rupia indonesia han provocado la intervención del banco central y el yuan ha marcado su mayor declive en una jornada de las últimas cuatro semanas.

Por contra, el dólar, el franco suizo y el yen japonés se han movido al alza gracias a inversores en busca de refugios seguros. Hasta aquí, nada nuevo, ventas en las monedas emergentes, por temor a las fugas de depósitos, y compras en el dólar y en las divisas consideradas como ‘safe havens’. No obstante, “la pregunta clave es si la crisis turca se verá como un evento idiosincrático impulsado por la vulnerabilidad específica de Turquía y la mala gestión financiera, como esperamos, o si los inversores la usarán como excusa para retirarse de los mercados emergentes”, señalan los expertos de Ebury.

El gran temor es que la oleada de ventas desatada por la guerra comercial entre Washington y Ankara y el cruce de declaraciones entre los presidentes Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan sea el detonante de una crisis a gran escala de los mercados en desarrollo, similar a la vivida en Asia en 1997, según apuntan diversos economistas. No obstante, también subrayan que estos países están mejor preparados ahora ya que, según argumentan desde Commerzbank, sus bancos centrales han alimentado la confianza de los inversores con diversas subidas de tipos durante el año pasado.

De vuelta a la banca y en referencia al impacto de la crisis turca en las entidades de la Unión Europea (el Banco Central Europeo está siguiendo de cerca la marcha de BBVA, Unicredit y BNP), Ebury considera que “el peor de los casos sería que abandonaran sus inversiones en bancos turcos. Incluso en el caso más expuesto, el de BBVA, equivaldría a una pérdida significativa, pero podría ser fácilmente absorbida por los colchones de capital del banco”.

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