El Banco Central de Turquía ha decidido, de forma inesperada, recortar en 100 puntos básicos el tipo de interés de referencia, que pasará a situarse en el 13% desde el actual 14%, a pesar de que la inflación alcanzó en julio máximos de 24 años en el 79,6%.
El instituto emisor del país otomano había mantenido estable la tasa desde el pasado mes de enero, después de haber acometido cuatro recortes consecutivos entre septiembre y diciembre de 2021.
En su análisis, la institución destaca el impacto creciente de los riesgos geopolíticos sobre la actividad económica mundial, lo que ha provocado la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento global y que se evalúe la recesión cada vez más como un factor de riesgo inevitable, mientras que la tendencia alcista en los precios al productor y al consumidor continúa a escala internacional.
En el caso de Turquía, el banco central señala que el crecimiento robusto de principios de año continuó también en el segundo trimestre, con el apoyo de la demanda externa, mientras que, en comparación con las economías pares, la creación de empleo ha sido más fuerte y sustentada en ganancias estructurales.
En cuanto a la tasa de inflación, que en julio escaló al 79,6%, considera que la subida responde a efectos retardados e indirectos del aumento de los costes de la energía como resultado de los acontecimientos geopolíticos, efectos de las formaciones de precios que no están respaldadas por los fundamentos económicos y las fuertes perturbaciones negativas de la oferta provocadas por el aumento de los precios mundiales de la energía, los alimentos y las materias primas agrícolas.
De este modo, la entidad turca espera que el proceso de desinflación comience gracias a las medidas tomadas y decididamente implementadas para fortalecer la estabilidad financiera y de precios sostenible junto con la resolución del conflicto regional en curso, mientras que los indicadores adelantados del tercer trimestre apuntan a cierta pérdida de dinamismo en la actividad económica.
"Es importante que las condiciones financieras sigan siendo favorables para preservar el impulso de crecimiento en la producción industrial y la tendencia positiva en el empleo en un período de creciente incertidumbre con respecto al crecimiento mundial, así como de aumento del riesgo geopolítico", explica el banco central.