El presidente de los EEUU, Donald Trump, da una de cal y una de arena sobre las conversaciones comerciales con China. En unas declaraciones recientes ha señalado que los aranceles de su gobierno sobre las importaciones chinas podrían permanecer en vigencia indefinidamente hasta que Pekín cumpla con el acuerdo comercial aún en desarrollo, que el presidente aseguró que "está en el buen camino".
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"No estamos hablando de eliminar los aranceles, estamos hablando de dejarlos por un período de tiempo sustancial, porque tenemos que asegurarnos de que si alcanzamos un trato con China, el país cumplirá", dijo el magnate republicano en declaraciones a la prensa.
Los comentarios del presidente coinciden en el tiempo con una serie de informaciones contradictorias sobre lo cerca que están las dos economías más grandes del mundo de poner fin a su guerra comercial y sobre lo que China está dispuesta a conceder en las conversaciones. Las negociaciones se reanudarán la próxima semana cuando el representante de Comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer, y el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, viajen a Pekín.
Trump destacó que "nos llevamos muy bien con China" mientras los países intentan llegar a un acuerdo y aliviar las tensiones comerciales que amenazan con dañar indefinidamente a las empresas estadounidenses. "El presidente Xi Jinping es amigo mío", dijo Trump. "El trato va muy bien. Tenemos a nuestros representantes más importantes allí este fin de semana para promover el pacto".
Los principales índices bursátiles de Estados Unidos bajaron inicialmente después de las observaciones de Trump este miércoles miércoles. Si el inquilino de la Casa Blanca mantiene los aranceles sobre los productos chinos durante un período prolongado, no sólo incrementará los costes para las empresas y los consumidores de EEUU, sino que también perjudicaría a los exportadores vulnerables a los aranceles impuestos por China a modo de represalia.