Es el momento de actuar. Este es el mantra que repiten los ponentes en la cumbre del clima COP26 de Glasgow. Muchos líderes políticos han prometido fuertes inversiones para fomentar los cambios necesarios en la economía y paliar las consecuencias derivadas del calentamiento global. Las empresas, como las entidades financieras, también se han subido al carro. Pero poco se sabe sobre el coste real y las consecuencias del cambio de paradigma en la economía mundial.
Estos anuncios giran en torno a los objetivos de reducción de emisiones en los planes nacionales, las políticas específicas e hitos como lograr la emisión cero y las propuestas de financiación climática, sobre todo para mercados emergentes.
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Los grandes bancos del mundo ponen la descarbonización de la economía en el focoUn informe de Bank of America concluye que la transición ecológica costará 174 billones de dólares durante los próximos 30 años, algo lejos de los 100 billones calculados por la Alianza Financiera de Glasgow hacia las Cero Emisiones Netas. Esto se traduce en 5 billones de dólares anuales, igual que toda la base impositiva de EEUU. Y es que según indican sus expertos, solo en el sector energético harán falta 5.000 millones de dólares de inversión.
En cuanto a otros sectores, estiman que el desarrollo del hidrógeno costará 0,5 billones anuales y que ganará terreno hasta 2040/2050. Mientras en el agrícola necesitarán el uso de aún más capital. “Esto requerirá movilidad del empleo entre sectores, lo que puede ser un reto dados los requisitos de volver a formar a los empleados y los desafíos de la oferta de mano de obra a corto plazo, lo que puede alargar la transición”, explican.
Las inversiones destinadas a estos fines impulsarán el empleo y el PIB, al contrario de lo que indican algunos informes como el de AIE. Mientras en el documento de estos expertos se concluye que se perderán 5 millones de puestos de trabajo en el sector energético tradicional, no contempla que se crearán 14 millones en las energías limpias.
“El aumento de los puestos de trabajo y de la inversión estimula la producción económica, lo que se traduce en un aumento neto del PIB mundial hasta 2030", argumentan desde Bank of America. “Aunque esta transformación ofrece oportunidades, acelerar la transición a una economía baja en carbono demasiado rápido podría perjudicar el crecimiento, cerrando sectores a expensas de otros y compitiendo por los recursos cuando la economía está cerca del pleno empleo”, añaden.
DUDAS ANTE LA INFLACIÓN
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COP26: los dirigentes mundiales coinciden en que no hay vuelta atrásPese a ello hay un problema en todo esto: la inflación. Desde AIE sostienen que será entre un 1% y un 3% mayor, siendo un inconveniente. Sin embargo, los expertos de BofA sostienen que “para cuando los esfuerzos de mitigación del cambio climático estén en marcha, la economía mundial estará probablemente cerca del pleno empleo, como es probable que sea el caso de Estados Unidos”. Asimismo, creen que pasará igual que en los años 70, “se producirá un bucle de retroalimentación entre la inflación de los precios, la inflación salarial y las expectativas de precios”.
Aún así, analistas de Bank of America como Ethan Harris advierten que un cambio demasiado rápido puede perjudicar al crecimiento, “cerrando sectores a expensas de otros y compitiendo por los recursos cuando la economía está cerca del pleno empleo”.
No obstante, hay sectores que necesitan un fuerte impulso para poder cumplir con los objetivos de 2050. Es el caso de industrias como la siderúrgica, el transporte marítimo o la aviación. “se encuentran en fases más tempranas de desarrollo, y requieren un rápido desarrollo y una reducción de costes del hidrógeno verde, los combustibles sostenibles y la captura de carbono, por ejemplo”, argumentan.
“Las guerras climáticas podrían ser uno de los cuellos de botella. La carrera mundial por las tecnologías limpias está en marcha, por parte de China, EEUU y la UE, lo que supone el riesgo de un intercambio limitado de conocimientos y fondos, y la competencia por los recursos”, sentencian.