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España mira con temor el recrudecimiento del conflicto entre Israel e Irán. Aunque muchos crean que el aumento de la tensión en Oriente Medio no debería preocupar en exceso al país, nada más lejos de la realidad. No solo porque cualquier efecto en el mercado también se sentiría aquí, sino porque España "se encuentra en una situación especialmente vulnerable" en lo que al gas se refiere. ¿Cómo le afectaría si la situación va a más y hay problemas de suministro?

Los expertos de Rabobank explican que los mercados energéticos de momento han reaccionado con cautela a la ola de ataques que se han sucedido entre Israel e Irán en los últimos días, sobre todo porque "sigue sin haber evidencia de interrupciones reales en el suministro". Sin embargo, la amenaza está ahí.

Si el conflicto se recrudece, eso podría terminar por afectar a los flujos de petróleo y gas que llegan a Europa a través del Estrecho de Ormuz, una arteria clave para la energía. En este caso, comentan estos analistas, "el almacenamiento es clave, a menos que no tenga ninguno". Y es ahí donde entra en juego la débil posición de España.

"La limitada capacidad de almacenamiento de gas de España la expone a un mayor riesgo de interrupciones en el suministro de gas natural licuado (GNL) que sus vecinos europeos, una preocupación amplificada a medida que la demanda interna de gas comienza a recuperarse", explican desde el banco holandés.

Además, puntualizan que aunque el impacto del cierre del Estrecho de Ormuz también lo sentirían todos los compradores de GNL a nivel mundial, lo cierto es que países como España "tendrían que superar cualquier aumento de precios para garantizar que continúen los flujos de gas". En caso de cierre, apuntan en Rabobank, los precios del gas TTF holandés, de referencia en Europa, se duplicarían con creces, mientras que el mercado español superaría fácilmente esta cifra.

"España sirve como punto de entrada estratégico del GNL al mercado europeo, dada su alta capacidad de importación y ubicación", pero se encontraría con más de un problema si se da el peor escenario posible en el conflicto entre Israel e Irán, aseveran los estrategas de la entidad.

¿Por qué? Pues por la "alta dependencia histórica de España del GNL", que, dicen, "ha sido su gracia salvadora durante la lucha de Europa por cualquier cosa que no sean suministros rusos, pero ahora podría resultar ser su ruina (temporal)". Y es que las importaciones españolas de GNL cayeron a 1,27 millones de toneladas en marzo, el volumen mensual más bajo desde diciembre, y la situación también se ha repetido en otros lugares como Reino Unido.

De los volúmenes de importación de marzo, el 44% del GNL se originó en Rusia, mientras que el 4,5% provino de Qatar, "dos países cuyos flujos de GNL han quedado bajo la lupa debido a los crecientes riesgos geopolíticos". Las importaciones holandesas de GNL desde Qatar se han paralizado durante un tiempo, mientras que los flujos rusos en marzo solo representaron el 6% del saldo de importaciones de GNL. El Reino Unido, que prohibió las importaciones rusas de GNL a principios de 2023, ha aumentado recientemente las importaciones desde Qatar.

Pero "independientemente del volumen de los flujos qataríes que ingresan al mercado europeo, el cierre del Estrecho de Ormuz tiene un impacto inflacionario en todos los centros de gas de la región, ya que alrededor del 20% de todos los flujos de GNL a nivel mundial transitan por la vía fluvial".

Sin embargo, la mayoría de los mercados europeos "tienen alternativas", ya sea en forma de flujos de oleoductos o de capacidad de almacenamiento, que el mercado español no tiene, resaltan desde Rabobank. "Nada impide que los precios del gas TTF suban a 60-70 euros/MWh si la vía fluvial realmente se cierra. Pero esperamos que el precio del PVB español supere este nivel en unos 10 euros/MWh adicionales. Por supuesto, este es el peor de los casos, pero aún así es necesario considerarlo", comentan.

Una tendencia bien diferente a la que se ha vivido en los últimos años. Y es que el PVB español se ha negociado con un fuerte descuento respecto al precio del TTF durante 2022-2023, sobre todo debido a la intervención del Gobierno español en el precio mayorista del gas. Durante ese período, el TTF holandés cotizó con una prima de 15 euros/MWh frente a España, "una inversión de los fundamentos observados antes de la guerra en Ucrania, cuando España mantendría un precio más alto en comparación con sus vecinos del noroeste de Europa debido a su dependencia del suministro de GNL".

Y es que más del 60% de las importaciones del país llegan en estado licuado y el resto a través de oleoductos desde Argelia y Francia. Pero "a diferencia de Francia, que tiene la cuarta mayor capacidad de almacenamiento de gas de Europa, o incluso de Italia, que ocupa el segundo lugar en la lista, España solo tiene 35 TWh de capacidad".

Para poner esto en perspectiva, Rabobank explica que representa alrededor del 28% de la capacidad total de almacenamiento de gas francesa. "Dado que los sitios de almacenamiento europeos en general están llenos al 62% de su capacidad actualmente, los mercados con grandes existencias pueden recurrir a ellos si surge un corte real en el suministro de GNL". Incluso Reino Unido, que al igual que España no tiene grandes capacidades de almacenamiento, puede recurrir al aumento de los flujos noruegos, aunque también a un precio más elevado.

Pero España no, y "un shock de oferta de esa magnitud" significa que el país necesitaría "aumentar significativamente su precio en relación con otros centros europeos para garantizar el flujo de gas a través de sus gasoductos". En cualquier caso, "todo apunta a una mayor presión sobre los precios spot del GNL ante la falta de suministro de Qatar", dicen estos expertos.

DEMANDA 'IN CRESCENDO'

Todo eso además se presenta como un problema de dimensiones considerables ante el aumento de la demanda en España. Como explican los analistas del banco holandés, la demanda de gas en España "ha tenido mejores resultados que en los mercados vecinos". En concreto, la demanda industrial en enero-marzo aumentó un 8,4% interanual, según los últimos datos de Enagás.

En comparación, la demanda del sector en el noroeste de Europa ha aumentado un 4%. "Cualquier interrupción repentina del GNL y un aumento en los precios seguramente afectaría más al sector industrial, especialmente desde que ha comenzado a estabilizarse tras los enigmas de la crisis energética", apuntan.

Asimismo, comentan que el sector de refino español, el mayor consumidor de gas industrial del país, tuvo un buen desempeño en marzo, con una demanda que aumentó un 21% interanual. "Dado que parte de la capacidad de refinación regresará del mantenimiento en mayo, las perspectivas para la demanda del sector son prometedoras. Sin embargo, la industria refinadora se enfrenta a un doble golpe: los altos precios del gas y del petróleo si se cerrara el Estrecho de Ormuz", señalan.

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