ep imagen de recurso de teletrabajo
REMITIDA CMUNICACIÓN JORGE ALIÓ

La idea de que las personas tienen que residir en el lugar donde trabajan está empezando a cambiar, y todo gracias a la pandemia del Covid-19, que ha implantado prácticamente por obligación el teletrabajo en nuestro país. El hecho de desarrollar la jornada laboral desde casa ha hecho replantearse a muchos el abandonar las grandes ciudades y volver a residir en su lugar de origen u otra zona en la que la vida sea más barata.

A excepción de los puestos de trabajo que pueden requerir la presencia física en un determinado momento, en principio, el teletrabajo se puede desarrollar desde cualquier lugar. Esto deshecha el que los trabajadores tengan que estar atados físicamente a las ciudades en las que se encuentra su empleo o en las que hay un mayor mercado de trabajo.

Y esto va a empezar a verse ya en los movimientos de la población. Con el inicio de la obligación de teletrabajar algunas personas abandonaron las grandes ciudades y ahora se quedan porque no saben cuándo sus empresas los harán volver. Así, muchos empleados se plantean residir fuera de las aglomeraciones o los grandes núcleos de población, otros están renunciando a tener un piso en alquiler a cambio de regresar a las ciudades natales, y otros buscan simplemente pagar menos por su vivienda.

De esta manera, el teletrabajo puede suponer una oportunidad para promover la habitabilidad en las zonas rurales, con lo que se redistribuirá la población y favorecerá a las ciudades de un menor tamaño. Eso sí, para que estos núcleos atraigan a los empleados que buscan vivir y poder trabajar desde allí tienen que contar con una buena conexión a Internet, disponer de un mínimo de servicios básicos y cierta vida social, cultural y deportiva, una oferta de vivienda asequible y buena comunicación e infraestructuras.

Según los portales inmobiliarios, el deseo de alquilar chalets ha aumentado en las últimas semanas, sobre todo en las localidades limítrofes a grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Bilbao. Además, las semanas de confinamiento han provocado cambios en los intereses de vivienda de los españoles, ya que la demanda se está trasladando de las capitales a los municipios de las provincias. Igual ha pasado con la búsqueda de vivienda con balcón y jardín, que se ha disparado. Y todo esto no es tan fácil de conseguir en las grandes ciudades.

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