La agencia de calificación S&P ha decidido rebajar la perspectiva de ‘rating’ de Italia hasta ‘negativa’, aunque ha mantenido su calificación en ‘BBB/A-2’. La agencia argumenta su decisión ante los riesgos para el crecimiento que plantean los nuevos presupuestos presentados por el país.
En su opinión, la política económica y fiscal que pretende llevar a cabo el Ejecutivo italiano afectará a las perspectivas de crecimiento, lo que dificultará la reducción de la deuda pública del país, que no esperan que comience a bajar.
La agencia señala que la banca es el principal acreedor del gobierno, y que las novedades económicas y fiscales planteadas en los presupuestos han deteriorado la confianza de los inversores, tal y como se ha visto reflejado en el alza de los intereses de su deuda. “Esto, a su vez, está afectando negativamente al acceso de los bancos al mercado de capitales”, explica la agencia. En última instancia, S&P pronostica que esto podría reducir la capacidad de los bancos para financiar la economía italiana.
En cuanto a las previsiones del PIB, la agencia cree que el Gobierno es "excesivamente optimista", por lo que advierte de que las perspectivas fiscales para 2019 y 2021 se puedan ver alteradas. De seguir adelante con los presupuestos, S&P prevé un crecimiento del PIB real del 1,1% este año y el próximo, apoyado en la demanda interna, por debajo del 1,4% que preveía antes.
S&P prevé que el déficit del país se sitúe en 2019 en el 2,7% del PIB, por encima del objetivo del Gobierno, del 2,4%. Además, cree que la deuda pública se mantendrá durante los próximos años en el entorno del 128,5% y del 123,2% del PIB.
Además, S&P advierte de que los presupuestos suponen deshacer, en parte, la última reforma del sistema de pensiones que realizó Italia. En su opinión, dadas las previsiones demográficas del país y el gasto público en pensiones como porcentaje del PIB (solo superado por el de Grecia en la UE), las medidas plasmadas en los presupuestos "revertirán las mejoras y amenazan la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas".
MOODY'S REBAJÓ LA CALIFICACIÓN
Hace una semana, la agencia Moody’s decidió rebajar la calificación italiana hasta dejarla a un solo escalón del ‘bono basura’. En su comunicado, Moody’s argumentaba que los últimos presupuestos habían debilitado la fortaleza fiscal del país y que la deuda pública, frente a las previsiones de la agencia, no se reducirá en los próximos años. De hecho, Moody’s no descarta que la deuda se eleve, debido a que es “vulnerable” a unas perspectivas de crecimiento más débiles.
Igualmente, Moody’s alertaba de que el crecimiento del país subirá temporalmente gracias a la política fiscal expansiva, pero espera que el crecimiento retroceda hasta una tasa cercana al 1%.
BRUSELAS RECHAZA LOS PRESUPUESTOS
El pasado martes 23 de octubre la Comisión Europea rechazó el plan presupuestario del país alpino al constatar que incumple significativamente las normas fiscales europeas. Bruselas dio a Italia un plazo de tres semanas para enviar un nuevo borrador, hasta el próximo 13 de noviembre.
Sin embargo, el Gobierno italiano sigue defendiendo sus presupuestos, y tal y como afirmó el vice primer ministro, Matteo Salvini, tras la noticia de Bruselas. “Los italianos están primero”, defendió el líder de la Liga, y aseguró que mantendrán el borrador “aunque Bruselas envíe doce cartas”. "Estoy convencido de que si se pone a trabajar a los italianos (...) si se restituye el derecho al trabajo de los italianos, si estos obtienen un salario, la deuda pública podrá reducirse", declaró Salvino.