La agencia S&P Global Ratings ha afirmado el rating 'AA+' a largo plazo y 'A-1+' a corto plazo de Estados Unidos y ha mantenido la perspectiva en 'estable'.
"La perspectiva estable refleja los controles y equilibrios institucionales de Estados Unidos, su sólido estado de derecho y el libre flujo de información, que contribuyen a la estabilidad y previsibilidad de las políticas económicas. La resiliencia de las instituciones estadounidenses, su economía y el tamaño y profundidad de su mercado financiero sostienen el estatus del dólar estadounidense como la principal moneda de reserva del mundo y respaldan la flexibilidad de las políticas", ha explicado la agencia.
Como factor negativo, ha destacado que "los indicadores fiscales comparativamente débiles continúan limitando la calificación crediticia soberana y contrarrestan esas fortalezas".
Según S&P, "la cooperación bipartidista para fortalecer el perfil fiscal de Estados Unidos (es decir, reducir significativamente los déficits y abordar las rigideces presupuestarias) sigue siendo difícil de alcanzar".
Por ello, esperan que "las negociaciones entre partidos sobre temas polémicos como el techo de deuda del gobierno, que ha sido elevado o suspendido en casi 90 ocasiones desde 1960, se continúen resolviendo cuando sea necesario, considerando las graves consecuencias de no hacerlo en los mercados financieros y sobre la economía".
En relación a la posibilidad de rebajar el rating, sus analistas han indicado que "podríamos bajar la calificación en los próximos dos o tres años si acontecimientos políticos negativos inesperados pesan sobre la fortaleza de las instituciones estadounidenses y la efectividad de la formulación de políticas a largo plazo, o ponen en peligro el estatus del dólar como principal moneda de reserva del mundo. Las calificaciones también podrían verse bajo presión si los ya elevados déficits aumentaran, debido a la incapacidad política para contener el aumento del gasto o gestionar las implicaciones para los ingresos de futuros cambios en el código tributario".
Por el contrario, han señalado que "podríamos aumentar la calificación en los próximos dos o tres años si una formulación de políticas públicas eficaz y proactiva da como resultado un mejor desempeño fiscal, que reduzca sustancialmente los déficits del gobierno general y reduzca la carga de deuda soberana. El crecimiento sostenido del PIB a largo plazo, junto con los ajustes fiscales, podría disminuir los elevados aumentos anuales recientes de la carga de deuda neta del gobierno general, fortaleciendo la solvencia".
Respecto a sus previsiones económicas, S&P espera "un crecimiento del PIB del 2,5% este año, a medida que la economía evite una recesión y logre un aterrizaje suave. Las condiciones del mercado laboral siguen siendo difíciles, y la participación de la fuerza laboral refleja los flujos de inmigración y el aumento de la participación de los trabajadores en edad productiva. Esperamos que el crecimiento del PIB real promedie el 1,7% en 2025-2027".