ep el ministro de finanzas olaf scholz sostiene una mascarilla
El ministro de Finanzas, Olaf Scholz.Kay Nietfeld/dpa

Olaf Scholz, ministro de Finanzas de Alemania, ha declarado que el pacto del G-20 sobre la reforma fiscal global que pretende imponer un Impuesto de Sociedades mínimo del 15% se cerrará "muy pronto", según recoge CNBC. Además, ha dicho que espera que todos los cambios puedan entrar en vigor en 2023.

"Llegaremos a un consenso aquí, en el G-20, cuando las 20 naciones estén de acuerdo con la misma idea de tener una fiscalidad mínima global internacional", ha aseverado el político alemán, añadiendo que "este es un proceso que terminará pronto".

La fiscalidad está en el punto de mira este fin de semana en la cumbre de las 20 economías más avanzadas del mundo que se está celebrando en Venecia (Italia). El objetivo es alcanzar un acuerdo que obligue a las grandes empresas multinacionales a pagar más impuestos, evitando su deslocalización en países con tipos impositivos menores.

Este encuentro se produce después de que 130 países alcanzaran un pacto en el marco de la última reunión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el pasado 1 de julio a este respecto.

En estos acuerdos ha influido la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, que ha presionado para que se alcance un Impuesto de Sociedades global para hacer frente al impacto económico de la pandemia, al tiempo que se abordan las desigualdades.

″El cambio de la administración estadounidense ha supuesto un gran avance en esta materia y confío realmente en que tendremos el acuerdo que necesitamos alcanzar en este momento aquí en Venecia", ha dicho Nadia Calviño, ministra de Economía de España.

Pese a ello, aún hay unos cuantos países que no lo ven claro, como es el caso de Irlanda y Hungría. Scholz se ha mostrado confiado sobre el avance de las negociaciones con estos estados, pero no ha ofrecido detalles concretos.

Otro punto de fricción es el plan que tiene la Comisión Europea, con la intención de sacar adelante un canon digital que afectaría, principalmente, a las empresas tecnológicas estadounidenses. Bruselas ha afirmado que sería complementario al Impuesto de Sociedades global, pero a EEUU le preocupa que estas intenciones terminen por descarrilar el proceso.

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