El levantamiento de las restricciones por la COVID-19 conllevó a una reapertura más generalizada de los establecimientos y un notable aumento de la demanda y, en consecuencia, las cifras del empleo mejoraron. La actividad económica del sector servicios de España continuó su reciente recuperación en mayo, y se expandió al ritmo más fuerte desde agosto de 2015.
El Índice PMI de Actividad Comercial, elaborado por la consultora Markit y publicado este jueves, mantuvo su reciente tendencia alcista en mayo, subiendo de 54,6 registrado en abril a 59,4. Dicha alza representa un aumento en los niveles de actividad por segundo mes consecutivo y el crecimiento mensual más fuerte registrado por el estudio desde agosto de 2015.
El aumento de la actividad comercial estuvo soportado por un fuerte incremento de los volúmenes de nuevos pedidos (el mejor observado desde principios de 2018). Los encuestados informaron ampliamente que el levantamiento de las restricciones por la COVID-19 conllevó no solo a nuevas reaperturas de establecimientos comerciales, sino también a un aumento notable de la demanda y las ventas, especialmente de fuentes nacionales. Aunque hubo algunos indicios de fortalecimiento de la demanda externa y los nuevos pedidos procedentes del extranjero en general aumentaron por primera vez en más de dos años, el ritmo de crecimiento fue modesto y mucho más lento que el de los nuevos pedidos en total.
Puesto que las ventas aumentaron notablemente, la capacidad estuvo relativamente bajo presión. La acumulación de trabajos pendientes aumentó por segundo mes consecutivo y al ritmo más rápido desde julio de 2015. En respuesta, las empresas incrementaron sus plantillas y los datos de mayo indicaron el segundo aumento mensual consecutivo del empleo del sector servicios en general. La tasa de crecimiento también fue la más pronunciada registrada por el estudio en más de dos años.
La confianza en las perspectivas también animó a las empresas a contratar más personal. De nuevo, más del 60% de las empresas encuestadas prevén un aumento de la actividad durante los próximos doce meses con respecto de los niveles actuales, y la confianza en general fue solo levemente más baja que en abril, cuando el sentimiento registró su máxima en más de 17 años. Las expectativas continúan estando respaldadas por proyecciones positivas de ventas y demanda a medida que se levantan las restricciones por la COVID-19 en concordancia con el esperado éxito de los programas de vacunación.
Por último, las presiones de los costes continuaron aumentando para las empresas de servicios en mayo. Se informó que los costes del combustible, el personal y los servicios públicos han aumentado, mientras que las empresas señalaron que el sector industrial les está repercutiendo las presiones inflacionistas en sus cadenas de suministro. Aunque, en respuesta, las empresas pudieron aumentar sus tarifas cobradas a la tasa más fuerte en más de dos años, la inflación fue relativamente modesta ya que el poder de fijación de precios entre las empresas de servicios siguió siendo limitado.
SECTOR PRIVADO
El crecimiento del sector privado español aumentó en mayo hasta alcanzar su nivel más alto desde noviembre de 2006, debido a unos mayores incrementos de la producción manufacturera y de la actividad del sector servicios. El Índice PMI Compuesto de Actividad Total aumentó al nivel 59,2, del 55,2 registrado en el mes anterior y se ha situado por encima del nivel de ausencia de cambios de 50 por tercer mes consecutivo.
El sector servicios lideró el crecimiento y registró una expansión al ritmo más rápido desde agosto de 2015, debido a la reapertura de la economía en línea con la relajación de las restricciones por la COVID19. Mientras tanto, la producción manufacturera aumentó al ritmo más fuerte desde abril de 2007.
Los niveles de nuevos pedidos recibidos por las empresas del sector privado aumentaron al ritmo más fuerte desde julio de 2015, de nuevo respaldados por fuertes incrementos tanto en el sector manufacturero como en el de servicios. Como resultado, la acumulación de pedidos pendientes se incrementó, hecho que alentó a las empresas a contratar más personal. El aumento neto de puestos de trabajo en el sector privado fue el más pronunciado registrado en más de dos años.
Las severas presiones de los costes en el sector manufacturero, junto con el aumento de los gastos operativos en el sector servicios, hicieron que los precios pagados en general aumentaran a la tasa más fuerte desde julio de 2008. Aunque los fabricantes pudieron repercutir una parte importante del aumento de sus costes a los clientes aumentando sus tarifas cobradas, el poder de fijación de precios de las empresas de servicios fue mucho más moderado.
Por último, la confianza sobre el futuro fue un poco más baja que el récord del estudio registrado en abril pasado, aunque de todos modos se mantuvo históricamente alta. A medida que las restricciones por la COVID-19 continúan levantándose simultáneamente a los programas de vacunación, los encuestados prevén ampliamente que el crecimiento se mantenga a lo largo de los próximos doce meses.
Desde Markit opinan que "la economía del sector servicios de España se benefició del levantamiento de las restricciones de la COVID-19 en mayo y se expandió al ritmo más rápido desde el verano de 2015, gracias a la mejora de la demanda y las ventas. Los datos destacan que el sector está preparado para un rápido crecimiento en los próximos meses, ya que los clientes y los consumidores están claramente interesados en volver a alguna forma de normalidad tras los considerables desafíos relacionados con la pandemia durante aproximadamente los últimos doce meses".
Añaden que, "por supuesto, el crecimiento seguirá dependiendo del éxito en la implementación de los programas de vacunación y para España, en particular, es importante que los viajes y el turismo extranjero vuelvan a la normalidad antes de que llegue la crucial temporada comercial de verano".
"Menos positivo es que las empresas de servicios están notando las presiones de los precios experimentadas en el sector industrial, pero por ahora, como la demanda y las ventas aún están en fase de recuperación y hay terreno por recuperar, el poder de fijación de precios y la capacidad de repercutirlos al cliente final permanecen limitados", concluyen.