Señales positivas para el sector manufacturero español. En junio, los ritmos de declive continuaron debilitándose considerablemente y la confianza volvió a territorio positivo por primera vez desde febrero. Y esto, a pesar de que los fabricantes españoles continuaron enfrentándose a un entorno operativo desafiante en este mes, ya que los efectos de la pandemia por el COVID-19 afectaron a la demanda y la capacidad productiva.
Según el índice PMI, elaborado por la consultora Markit y publicado este miércoles, la economía manufacturera española mantuvo su reciente tendencia alcista en junio, alcanzando el nivel 49, frente a 38,3 registrado en mayo. Aunque el índice se ha situado por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50 por cuarto mes consecutivo, la última lectura fue la mejor desde febrero pasado y el índice continuó aumentando fuertemente desde su mínima de 30,8 observada en abril.
Tanto la producción como los nuevos pedidos siguieron cayendo en junio, aunque a ritmos mucho más lentos. Si bien hubo informes de que la relajación de las medidas de confinamiento continuó apoyando la reapertura de instalaciones y la actividad económica en general, muchas de las empresas encuestadas informaron que la COVID-19 siguió afectando la demanda procedente de fuentes nacionales e internacionales. Al igual que ocurrió en el caso de los nuevos pedidos en total, los últimos datos mostraron que los nuevos pedidos para exportaciones disminuyeron de nuevo, pero de manera relativamente modesta.
Crecen las esperanzas de que la relajación de las medidas de confinamiento y la reapertura de empresas conduzcan a un aumento de la demanda
Hubo algunos indicios de que las plantas no estaban operando a plena capacidad y de que optaron por limitar las horas de trabajo dada la tendencia aún débil de la demanda. Esta coyuntura tuvo un efecto negativo para el empleo, que se redujo a una tasa que se mantuvo entre las más fuertes observadas desde el apogeo de la crisis financiera mundial en 2009. No obstante, la capacidad fue lo suficientemente alta como para cumplir con las cargas de trabajo actuales, tal como lo ha subrayado otra disminución de los pedidos pendientes de realización.
La producción también se vio obstruida por los persistentes retrasos en el suministro de materias primas y productos semielaborados. Los plazos medios de entrega de los insumos se alargaron por séptimo mes consecutivo y de nuevo a un ritmo históricamente fuerte. Las dificultades con el transporte, la escasez de stocks y los indicios de un repunte en la demanda global afectaron el comportamiento del proveedor. Los fabricantes españoles también manifestaron su deseo de utilizar los stocks existentes siempre que les fue posible para cumplir con las necesidades de producción o satisfacer los pedidos. Esto condujo a reducciones en los stocks de insumos y de productos terminados, ya que las empresas optaron por liberar capital circulante.
Siguió habiendo poca evidencia de presión de los precios en junio, ya que los costes de los insumos cayeron por decimotercer mes consecutivo debido a la reducción de los precios del combustible y la disminución de los costes del transporte. También se mencionaron descuentos de precios por parte de los proveedores para poder impulsar las ventas. Por motivos similares, los fabricantes redujeron drásticamente sus tarifas, señalando el décimo mes consecutivo de reducción de los precios de venta.
Por último, la confianza sobre el futuro se fortaleció y volvió a territorio positivo en junio. Más de un tercio de las empresas encuestadas registró expectativas positivas a medida que crecen las esperanzas de que la continua relajación de las medidas de confinamiento y la reapertura de las empresas conduzcan a un aumento de la demanda durante los próximos meses.
"La economía manufacturera de España se acercó a la estabilización en junio", pero "las evidencias procedentes del último informe vuelven a resaltar los desafíos a los que se enfrenta el sector para recuperar el terreno perdido. Las plantas de producción continúan operando muy por debajo de su capacidad, y los fabricantes informaron sobre la reducción de las horas de trabajo ya que los flujos de nuevos pedidos siguen siendo débiles. En consecuencia, los fabricantes redujeron notablemente sus niveles de personal", comentan desde Markit. No obstante, añaden que "la confianza ha mejorado un poco, volviendo a territorio positivo a medida que aumentan las esperanzas de que la recuperación de la pandemia esté en marcha".