Banco Santander ve incertidumbre en el régimen regulatorio y jurídico aplicable a los servicios financieros en Reino Unido una vez se haga efectivo el Brexit, momento a partir del cual es posible que las filiales del grupo no puedan apoyarse en el marco transfronterizo europeo, lo que podría tener repercusiones en sus operaciones, rentabilidad y negocio.
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"A nivel operativo, es posible que las filiales del grupo en Reino Unido y otras instituciones financieras ya no puedan apoyarse en el marco transfronterizo europeo para los servicios financieros y no está claro cuál será el régimen alternativo tras el Brexit", señala la entidad en su último folleto de actividad continuada remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y consultado por Europa Press.
Así, esta incertidumbre y las medidas que se tomen como resultado del Brexit, así como las nuevas reglas o sus modificaciones, "podrían tener repercusiones significativas" en las operaciones, rentabilidad y negocio del Santander.
La entidad presidida por Ana Botín explica que el grupo en Reino Unido está sujeto a una regulación y supervisión "significativa" por parte de la Unión Europea y, aunque ya se ha aprobado legislación transfiriendo normas comunitarias a las británicas, "persiste incertidumbre" en cuanto al entorno jurídico en el que operarán las filiales cuando Reino Unido ya no sea miembro.
A 31 de diciembre de 2018, la filial de Santander en Reino Unido tenía un peso del 24% sobre los activos totales del grupo en su conjunto y del 14% en lo que respecta al resultado atribuido ajustado de las áreas operativas.
De igual forma, el rechazo por parte de la Cámara de los Comunes del acuerdo de salida y el riesgo de que todo esto pueda conducir a una caída del Gobierno, es visto por el Santander como un elemento que podría provocar tensiones en los mercados financieros y en la economía, con sus consecuentes efectos adversos sobre la situación financiera del propio banco.
Santander subraya que en el corto plazo la situación es de "incertidumbre económica y política"
En suma, si bien es difícil predecir los efectos a largo plazo del inminente 'divorcio' de Reino Unido con la Unión Europea, el Santander subraya que en el corto plazo la situación es de "incertidumbre económica y política". "Si se produce una salida sin acuerdo, es probable que el crecimiento económico y la situación económica en general del Reino Unido se vean significativamente afectados", remarca el banco en el documento.
En junio de 2016, Reino unido celebró un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea, en el que la mayoría votó a favor del abandono. Posteriormente, en marzo de 2017, se activó el artículo 50 de los tratados comunitarios por el que se inició un periodo de dos años de negociación para determinar los términos y el marco de la futura relación.
Este periodo de negociación se amplió el pasado mes de marzo y este mismo mes de abril, de forma que, a menos que se conceda una nueva prórroga, la pertenencia de los británicos al club de los Veintiocho cesará no más tarde del 31 de octubre de este año. No obstante, si Reino Unido no participa en las elecciones europeas del próximo mayo, deberá salir el próximo 1 de junio.
"Existe la posibilidad de que la pertenencia de Reino Unido de la Unión Europea finalice sin llegar a ningún acuerdo", advierte el Santander, añadiendo que es posible que se produzca la salida antes del próximo 31 de octubre sin el acuerdo es ratificado por el Parlamento británico.