El Banco de España ha revisado a la baja sus proyecciones macroeconómicas. Ahora, el organismo estima que el Producto Interior Bruto (PIB) de nuestro país se situará al cierre de 2022 en el 4,1%. En comparación con las proyecciones publicadas a comienzos del pasado mes de abril, las actuales comportan una revisión a la baja del crecimiento de 0,4 puntos porcentuales para este año. De cara a los siguientes ejercicios, la previsión es que la economía española "siga creciendo de una forma relativamente robusta" en 2023 (un 2,8%) y en 2024 (un 2,6%).
Estas cifras se encontrarían dentro del escenario central de las proyecciones más recientes del Banco de España, que destaca que estas perspectivas descansan sobre un conjunto de supuestos acerca de los cuales existe un elevado grado de incertidumbre.
Estas proyecciones están sometidas a riesgos significativos, orientados a la baja en el caso del crecimiento del PIB y al alza en el de la inflación. En particular, si bien las expectativas de inflación de medio plazo en el área del euro permanecen ancladas en torno al objetivo de política monetaria del 2%, se advierten algunas señales que apuntan a un aumento incipiente de los riesgos de desanclaje (tanto en las medidas de esas expectativas procedentes de encuestas a distintos agentes económicos como en las que se construyen a partir de la información de los mercados financieros).
En concreto, se contempla una moderación de los precios de los bienes energéticos y alimenticios de acuerdo con las sendas de los mercados de futuros, una mitigación gradual de los cuellos de botella en el transcurso de este año, un alivio gradual de las consecuencias de la guerra y una moderada traslación de los aumentos de los costes y los precios pasados a los precios finales de los productos y a las demandas salariales.
Bajo estos supuestos, la inflación general se desacelerará desde el 7,2% en 2022 hasta el 2,6% en 2023 y el 1,8% en 2024, mientras que el componente subyacente pasará del 3,2% en el promedio de este año al 2,2% y el 2% en 2023 y 2024, respectivamente.
Frente a las últimas proyecciones publicadas, la sorpresa de la inflación subyacente en abril y el supuesto de que el repunte de este componente tendrá una mayor persistencia conducen a una revisión al alza de su tasa de variación en 2022, de 0,5 puntos porcentuales. Por el contrario, la tasa de inflación general proyectada para 2022 es ahora 0,2 puntos porcentuales inferior a la anticipada en abril, como consecuencia de una revisión a la baja del componente energético que más que compensa las revisiones al alza de la inflación subyacente y del ritmo de crecimiento de los precios de los alimentos en este año.
MAYOR DINAMISMO ECONÓMICO DE CARA AL TRAMO FINAL DEL AÑO
"En un contexto en el que no se produzcan perturbaciones significativas adicionales, la actividad económica cobraría un mayor dinamismo a partir del tramo final de este año, en consonancia con la mejora paulatina de la confianza, la atenuación gradual de las alteraciones de las cadenas de aprovisionamiento y el despliegue progresivo de los fondos vinculados al programa Next Generation EU (NGEU)", apunta el Banco de España.
Sin embargo, esperan unas condiciones financieras algo más estrictas que las que han imperado en el pasado reciente, en parte, como consecuencia del avance en el proceso de normalización o endurecimiento de la política monetaria que están siguiendo los principales bancos centrales mundiales, un aspecto que podría contribuir a una cierta moderación del ritmo de expansión de la actividad.
De esta manera, la evolución prevista del PIB permitiría que la economía española recuperara el nivel de PIB previo a la pandemia en la segunda mitad de 2023.
Por componentes de demanda, en 2022 el avance de la actividad descansaría, de forma muy significativa, en la recuperación de las exportaciones turísticas y, en menor medida, en la ejecución de proyectos de inversión asociados al programa NGEU. En cambio, en el período 2023-2024, el crecimiento se sustentaría en el mayor dinamismo esperado del consumo privado, alentado, entre otros factores, por la fortaleza de la creación de empleo.
En este sentido, el Banco de España prevé que la tasa de paro descenderá hasta el 12,7% al final de 2024, situándose en el 13% en 2022 y el 12,8% en 2023.
Por su parte, el déficit público volvería a reducirse de forma apreciable en 2022, hasta el 4,6% del PIB, 2,3 puntos porcentuales por debajo del registrado en 2021, si bien apenas descendería en el bienio posterior.
EXCEPCIÓN IBÉRICA PARA LIMITAR EL PRECIO DEL GAS
El Banco de España hace referencia también al visto bueno por parte de la Comisión Europea a la llamada excepción ibérica que propone fijar un tope al precio del gas para limitar el encarecimiento de la energía. En este sentido, el organismo español destaca que la tasa de inflación general proyectada para 2022 (del 7,2%) es ahora inferior a la anticipada en abril como consecuencia de una revisión a la baja del componente energético que más que compensa las revisiones al alza de la inflación subyacente y del ritmo de crecimiento de los precios de los alimentos en este año.
Los precios esperados de la electricidad se han revisado a la baja, en parte por la incorporación, en este ejercicio de proyecciones, del mecanismo ibérico para limitar el precio del gas y rebajar la factura de la electricidad que España y Portugal han acordado con la Comisión Europea. Bajo el supuesto de que este mecanismo entrara en vigor el 15 de junio, en 2022 la inflación media se reduciría en 0,5 puntos porcentuales.
En cualquier caso, la reversión de esta medida en 2023, junto con la mayor inflación prevista de los componentes subyacente y de alimentos, explica la revisión al alza de 0,6 puntos porcentuales (hasta el 2,6%) en la tasa del IAPC general de ese año con respecto a la estimada en abril. Para 2024, las revisiones son menos significativas.
Por otro lado, el pasado 1 de junio, el Gobierno anunció su intención de prorrogar hasta septiembre las medidas ahora vigentes para contrarrestar las consecuencias del encarecimiento de la energía sobre las rentas de hogares y empresas, en particular, la bonificación a los carburantes y el mantenimiento de las rebajas sobre la imposición de la electricidad.
El Banco de España apunta que en el ejercicio de proyecciones que se presenta en este recuadro se asume que estas medidas expiran a finales del presente mes de junio. "Según los cálculos realizados, la prórroga de dichas medidas hasta septiembre supondría una tasa de inflación general en 2022 unas 3 décimas inferior a la del escenario central. Este efecto se revertiría en su totalidad en 2023. Tanto en 2022 como en 2023, las tasas de inflación subyacente apenas variarían con respecto a las previstas en el escenario central de este ejercicio de proyecciones. Por su parte, la tasa media de crecimiento del PIB sería ligeramente mayor a corto plazo, aunque este efecto se daría la vuelta una vez retiradas las medidas ahora prorrogadas. Por último, el déficit público, en porcentaje del PIB, aumentaría entre 2 y 3 décimas en 2022".