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Un camarero atendiendo a unas clientasMarta Fernández Jara - Europa Press

Gracias a que un repunte en el sector servicios ayudó a compensar un nivel de casi estancamiento de la producción manufacturera, el crecimiento económico de la zona euro se aceleró en abril, según el índice PMI. Los precios cobrados por los productos y servicios aumentaron a un ritmo sin precedentes.

Según la estimación "flash” preliminar, el Índice PMI Compuesto de la Actividad Total de la zona euro, elaborado por S&P Global, aumentó de 54,9 registrado en marzo a 55,8 en abril, señalando el ritmo de expansión más sólido desde septiembre del año pasado. Del mismo modo, el crecimiento de los nuevos pedidos se aceleró, pese a la segunda caída mensual consecutiva en las exportaciones de productos y servicios, e indica una recuperación de las condiciones de la demanda en la zona euro en su conjunto.

Las tendencias de crecimiento variaron intensamente por sector. La actividad comercial entre las empresas de servicios aumentó al ritmo más rápido desde agosto del año pasado gracias a la disminución de los contagios de COVID-19 y la consiguiente relajación de las restricciones sanitarias. A juzgar por el Índice de Contención de la COVID-19 de S&P Global, en abril se observó un relajamiento de las medidas de contención del virus en la zona euro en su conjunto hasta su nivel más bajo desde el comienzo de la pandemia.

Los volúmenes de nuevos pedidos recibidos en el sector servicios también aumentaron al ritmo más rápido desde agosto del año pasado, impulsados por la creciente demanda. El alza fue encabezada por el auge observado en el sector de turismo y actividades de ocio, que registró un aumento sin precedentes de la actividad.

Por el contrario, la expansión de la producción manufacturera casi se paralizó en abril, al registrar el crecimiento mensual más modesto desde la caída inicial por la pandemia en el segundo trimestre de 2020. El sector automotriz fue afectado con especial intensidad, puesto que registró una creciente y marcada pérdida de producción, aunque todos los otros subsectores manufactureros importantes (salvo el de equipos tecnológicos) indicaron un crecimiento más lento, una paralización o una caída de la producción.

Muchas empresas sufrieron recortes de producción debido a los persistentes problemas de suministro y en abril se volvieron a recibir informes generalizados de un alargamiento en los plazos de entrega de los proveedores. Los trastornos generados por la guerra en Ucrania y nuevos confinamientos en China empeoraron los problemas de suministro ya existentes.

No obstante, también se indicó que la demanda se ha deteriorado en el sector manufacturero. Los nuevos pedidos de productos aumentaron al ritmo más débil desde junio de 2020, registrando tan solo un crecimiento modesto. La pérdida de pedidos fue vinculada con un aumento vertiginoso de los precios, la presión del aumento del coste de vida e indicios de una mayor aversión al riesgo debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, además del desplazamiento de los gastos a favor de actividades en el sector servicios.

Las tendencias de la actividad total también fueron considerablemente diferentes en la región. El crecimiento se ralentizó hasta su mínima de los últimos tres meses en Alemania, puesto que la primera caída de la producción manufacturera desde junio de 2020 neutralizó una aceleración del crecimiento en el sector servicios hasta su ritmo más alto desde agosto de 2021. No obstante, en Francia, el crecimiento aumentó al ritmo más marcado desde enero de 2018 ya que un modesto pero sostenido crecimiento de la producción industrial fue acompañado del aumento más intenso de la actividad del sector servicios desde el comienzo de 2018.

El crecimiento también se aceleró en el resto de la zona euro en su conjunto, alcanzando su máxima de cinco meses gracias a unos mejores resultados en el sector servicios.

El nivel de empleo aumentó a su ritmo más marcado en cinco meses, aunque la contratación se vio limitada en muchas empresas por la escasez de personal, que a su vez se vinculó con los efectos de la pandemia.

La preponderancia de los problemas de suministro de mano de obra combinada con la escasez de materias primas hizo que los trabajos por completar siguieran aumentando a un ritmo intenso en abril. Pese a que el aumento de los pedidos pendientes en el sector manufacturero fue el menos intenso en casi un año y medio, la acumulación de trabajos sin completar en el sector servicios alcanzó su máxima desde julio del año pasado.

MÁS PRESIÓN ALCISTA A LOS PRECIOS

Los problemas de suministro también añadieron más presión alcista en los precios. Aunque la inflación de los costes se atenuó ligeramente, de todos modos el aumento fue el segundo más intenso jamás registrado por el estudio desde que se dispuso de datos por primera vez (en 1998), impulsado por una nueva alza récord en Alemania. Además del aumento de precio de las materias primas, las firmas indicaron ampliamente una presión en los costes de las energías y los sueldos.

Los aumentos de los costes se repercutieron a los clientes, generando el alza más intensa de los precios cobrados por los productos y servicios jamás registrada por el estudio y la tasa de aumento se aceleró intensamente desde la máxima histórica anterior, observada en marzo pasado. Se observaron nuevas tasas récord de inflación tanto para los productos como para los servicios.

Pese a las crecientes presiones inflacionistas, los problemas en las cadenas de suministro y la guerra en Ucrania, el optimismo empresarial respecto de los próximos doce meses mejoró ligeramente frente a marzo, pero se mantuvo considerablemente más pesimista que a principios de año. La positividad fue encabezada por el sector servicios y principalmente se debió a la esperanza de que la demanda acumulada a raíz de la pandemia propicie un nuevo crecimiento. Aunque el optimismo también mejoró en el sector manufacturero, las perspectivas en el sector industrial siguen siendo mucho más desoladoras que las observadas en los dos últimos años.

Desde S&P Global comentan que "abril dio paso a una economía de dos velocidades en la zona euro. El sector manufacturero casi se paralizó debido a los persistentes problemas de suministro, los crecientes precios y los indicios de que el gasto está siendo afectado por la aversión al riesgo generada por la guerra. No obstante, en abril también se observó que los fabricantes han sufrido debido a un desplazamiento de la demanda de productos a favor de los servicios generado por la relajación de las restricciones por la pandemia, más notablemente a través de un aumento récord del gasto en actividades como los viajes y el ocio".

Sin embargo, añaden que "los dos sectores compartieron un nuevo aumento de las presiones de los costes, impulsado por el crecimiento vertiginoso del precio de las energías y de los costes de las materias primas, además del aumento de los costes salariales. Los precios medios cobrados por los productos y servicios aumentaron a un ritmo sin precedentes en abril y, a su vez, este aumento de los costes fue repercutido a los clientes, enviando una señal alarmante de que las presiones inflacionistas siguen acumulándose".

Por lo tanto, destacan que "la zona euro ha comenzado el segundo trimestre desde un nivel más fuerte de lo esperado, contradiciendo las expectativas generalizadas de ralentización. No obstante, la debilidad del sector manufacturero suscita gran preocupación puesto que indica que la economía no está funcionando como debería. Del mismo modo, el aumento constante del coste de vida sugiere que el crecimiento del sector servicios podría detenerse bruscamente cuando se desvanezca el repunte inicial de la reapertura de la economía. Sin embargo, los responsables de la política monetaria quizás se decanten por una postura de línea más dura, respondiendo a la persistencia de las presiones inflacionistas sin precedentes en un periodo de crecimiento económico alentadoramente robusto".

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