Los países de la Unión Europea se han puesto de acuerdo para reducir el consumo del gas e intentar así ahorrar lo máximo posible de cara al invierno, ante la escasez que ya hay de esta materia prima tras la reducción del suministro decretada por Rusia, y ante la posibilidad de que los cortes puedan intensificarse. Sin embargo, el acuerdo de los países europeos no servirá para paliar todo el daño económico que ya ha hecho esta situación al Viejo Continente.
Así lo creen los estrategas de Berenberg, que han analizado los escenarios del gas para la UE tras los últimos acontecimientos, es decir, tras el mencionado acuerdo de la Comisión Europea y tras la reducción de los envíos de gas por parte de Gazprom vía Nord Stream 1, que ha recortado a solo el 20% de la capacidad del gasoducto alemán apenas unos días después de su reapertura (hubo parada de mantenimiento programada del 11 al 20 de julio).
"Si Europa puede seguir manteniendo un consumo de gas reducido -en línea con los ahorros ajustados a las condiciones meteorológicas logrados a principios de este año- los niveles actuales de existencias y las importaciones de otros lugares pueden ser suficientes para que la UE pase el invierno sin un racionamiento de gas absoluto, incluso con los flujos ahora reducidos de Rusia", estiman estos expertos.
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Los tres escenarios para el invierno y el gas ruso: del menos malo al muy maloLa cuota rusa en las importaciones de gas de la UE "ha disminuido drásticamente" al pasar de ser de aproximadamente un 40% antes de la guerra a sólo un 15% en la actualidad. Europa pudo, a precios mucho más altos, sustituir la mayor parte del déficit con importaciones de otras fuentes, especialmente en forma de gas natural licuado. Esto, unido a un invierno benigno, ha permitido a la UE llenar el 67,1% de su capacidad de almacenamiento de gas antes del 25 de julio, y va camino de alcanzar su objetivo del 80% antes del 1 de noviembre.
"La UE probablemente se enfrentaría a un déficit y, por tanto, a la necesidad de racionar el suministro de gas a partes de la industria solo si Rusia suspendiera completamente las entregas", destacan los analistas de la firma alemana, que creen que si los países "introdujeran progresivamente el objetivo de la Comisión Europea de reducir el consumo de gas en un 15% con relativa rapidez, el margen de seguridad aumentaría considerablemente". Es decir, se podrían mantener los niveles de reservas en una cota relativamente alta.
Sin embargo, apuntan, este objetivo "parece extremadamente ambicioso y su cumplimiento es voluntario, con muchas excepciones para los Estados miembros de la UE". Por ejemplo, es el caso de España, que ha acordado con Bruselas que, en su caso, la reducción será del 7%, al ser menos dependiente de la materia prima que otros países de la región.
Por eso, en opinión de Berenberg, "reducir el consumo ahora para evitar la escasez en invierno no evitará todo el daño económico, pero será algo menos costoso estirar el ahorro a lo largo del tiempo en lugar de tener que imponer cortes bruscos". Y es que, remarcan los expertos de la firma, "hay que tener en cuenta que la incertidumbre en torno a estas estimaciones es alta".
Por ejemplo, aunque se espere un clima invernal normal, siempre puede llegar una ola de frío y cambiar las cosas rápidamente. "Las olas de frío prolongadas podrían erosionar rápidamente cualquier margen de seguridad", comentan desde la firma germana de análisis.
RECESIÓN EN OTOÑO
En cualquier caso, inciden estos expertos, todo lo que está ocurriendo tendrá un impacto económico en la zona euro. "El aumento de los precios del gas incrementa los costes de las empresas y reduce el presupuesto de los consumidores, dejándoles menos dinero para gastar en otros bienes y servicios", y como resultado creen que "la Eurozona entrará en recesión este otoño con una inflación todavía elevada".
Su previsión es que la economía de la región del euro crezca un 2,2% en 2022, y proyectan un descenso del 1% del PIB en 2023, con unas tasas de inflación del 8,1% en 2022 y del 4,3% en 2023. "Estas previsiones se basan en el supuesto de que los precios del gas se moderarán hacia sus niveles de mediados de julio y que no será necesario un racionamiento de gas en la próxima temporada de frío", avisan, por lo que podrían cambiar. Y es que "la evolución del mercado del gas en los últimos días ha inclinado los riesgos de nuestras previsiones para el PIB real a la baja y para la inflación al alza", concluyen.