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¿Han apretado demasiado los bancos centrales, o demasiado poco? La pregunta sobrevuela los mercados y los inversores no tienen claro qué pensar. Es cierto que cada vez son más los avisos que apuntan que la rápida subida de tipos que vienen acometiendo desde la primavera de 2022 acabará pasando factura y va a provocar una recesión, pero algunos expertos insisten en que ese no es el 'mal mayor' a evitar.

Según apuntan los estrategas de Bank of America (BofA), hay que tener clara una cosa: "El precio del dinero -los tipos de interés oficiales y los rendimientos de los bonos impulsados por la QT- no es especialmente alto en términos históricos". Por eso, para la mayoría de los bancos centrales "el riesgo es que hayan apretado demasiado poco, y no demasiado" como muchos temen.

Precisamente sobre este asunto habló hace unos días el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, que admitió el error cometido al considerar temporal el aumento de los precios y que la inflación no persistiría, y dijo que la entidad "debería haber comenzado a reaccionar incluso antes". Además, no descartó seguir subiendo los tipos más allá de la reunión de marzo precisamente porque "la batalla contra la inflación aún no ha terminado".

Y es que, insisten desde BofA, "el indicador último del éxito no es evitar una recesión, sino conseguir que la inflación vuelva al objetivo" del 2%, tanto en el caso del BCE, como del la Reserva Federal (Fed) y otros tantos bancos centrales. Por ello, en el banco estadounidense son de la opinión de que "dado lo atrasados que están los bancos centrales, una recesión puede ser la única forma de ganar esta guerra".

Sobre todo, remarcan, en el caso de EEUU y el Reino Unido, donde "las recesiones no solo son probables, sino necesarias para volver a equilibrar sus mercados laborales". Cabe recordar que hace solo unos días Estados Unidos sorprendía anunciando que la contratación se había disparado en enero, con la creación de 517.000 puestos de trabajo (muy por encima de lo previsto), una fortaleza que muchos creen que será otro argumento más para que la Reserva Federal (Fed) siga elevando el precio del dinero.

En el caso de Reino Unido, el ritmo de crecimiento de los salarios también ha puesto en alerta al Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), que sigue de cerca su evolución para calibrar hasta qué punto debe subir los tipos de interés.

Según los últimos datos disponibles, los salarios se aceleraron entre septiembre y noviembre ya que, incluidas las primas, aumentaron un 6,4% anual, lo que supone el mayor incremento registrado desde que se inició la serie en 2001. La situación es tal que el BoE teme que la aceleración del crecimiento salarial dificulte la reducción de la elevada tasa de inflación británica, que actualmente supera el 10%.

MÁS SUBIDAS

"La mayoría de los bancos centrales han señalado claramente una ralentización o una pausa en el ciclo de subidas. Sin embargo, creemos que el riesgo en la mayoría de los países es que los fundamentos económicos y de inflación exijan más subidas en lugar de una rápida inversión", apuntan los estrategas de BofA.

Explican que no hay un único patrón que sirva para todos los bancos centrales, pero lo cierto es que detectan que la mayoría de ellos "han pasado a depender de los datos y no parecen estar muy convencidos de sus previsiones". Por ejemplo, hacen referencia a la Fed, que ahora dice que probablemente hará dos subidas más de 25 puntos básicos, "pero tendemos a ver esto más como un mínimo más que como una previsión central".

Por el contrario, destacan desde la entidad estadounidense, preocupa más "la exageración del BCE" al endurecer su política monetaria siguiendo los pasos de la Fed o el Banco de Inglaterra, donde realmente sí hace falta ante la fortaleza del mercado laboral. "EEUU y el Reino Unido tienen mercados laborales seriamente recalentados y no tienen más remedio que asumir un alto riesgo de recesión. En cambio, las perspectivas de la zona euro están dominadas por el choque de los precios de la energía", comentan los analistas de Bank of America.

En su opinión, y dado que las perturbaciones de la oferta aumentan la inflación y reducen el crecimiento, para el BCE "la respuesta política es menos clara que en el caso de un mercado laboral recalentado". Por eso, son contundentes al aconsejar prudencia al inversor. "Póngase el cinturón de seguridad: las turbulencias pueden tener aún recorrido", concluyen.

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