• Gran parte del material robado se exporta a Europa del Este
  • En los últimos años se han intensificado los controles sobre los espacios de comercialización de cobre
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El cobre es uno de los metales más codiciados por los amigos de lo ajeno. Una tonelada de este material de un carismático color rojizo puede llegar a ser vendida por hasta 4.000 euros, lo que lo convierte en un botín muy lucrativo por el que muchas personas se atreven a asumir grandes riesgos.

El corte de un cable de fibra óptica en el AVE de Cataluña, en lo que se sospecha que podría ser un intento de robo de cobre, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de qué pasa con el material robado en España.

La directora general de Gremio de Recuperación de Cataluña, Victoria Ferré, ha explicado a Bolsamanía que el incremento en el robo de cobre ha provocado una intensificación en los controles e inspecciones sobre los canales legales de comercialización de este material, lo que dificulta a los ladrones que puedan introducir el metal en un circuito legal.

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EN EL PUNTO DE MIRA DE LAS AUTORIDADES

Entonces, ¿qué pasa con el cobre que se roba en España? El robo de cobre está bajo el punto de mira de las autoridades y la gran vigilancia ha provocado que los delincuentes tengan que buscar canales alternativos para seguir lucrándose con esta actividad.

Los ladrones acuden a puntos clandestinos de compraventa de chatarra

Según ha explicado Ferré, los ladrones acuden a puntos clandestinos de compraventa de chatarra en los que se puede comerciar de forma ilícita con el material robado. Desde estos puntos, el cobre, sobre el que Ferré ha asegurado que es como “el oro a nivel de metales”, se introduce en camiones y se saca de España.

La mayor parte de estos camiones parten con rumbo a Europa del Este, en donde los ladrones han encontrado un mercado en el que pueden vender todo el material robado en España sin encontrarse con demasiada oposición.

'UN CABLE CON EL SELLO DE TELEFÓNICA'

Mientras, en España, los gestores de cobre andan con pies de plomo para no adquirir material que haya sido robado y que se puede identificar, según ha apuntillado Ferré, porque llevan el sello de una compañía. “Si ves un cable con el sello de Telefónica, no lo compras”, ha asegurado.

Para controlar esta venta, las transacciones se hace siempre aportando un DNI que justifique el origen legal del material y con un recibo que reafirme que la operación se está realizando por el canal correcto. Y es que estas compañías se enfrentan a sanciones contundentes en el caso de que las autoridades encuentren material de origen robado en sus almacenes.

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