El canciller británico, Jeremy Hunt, presenta este miércoles el Presupuesto de Primavera de Reino Unido. Es una cita marcada en el calendario de los mercados por la trascendencia que tiene, y es que en ella el Gobierno revelará sus planes en multitud de frentes: energía, coste de la vida, impuestos... Estas son las claves que, según los expertos, no hay que perder de vista.
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JP Morgan aún ve potencial en el FTSE 100: "Tiene mejor aspecto que el S&P 500""Desde que el primer ministro Rishi Sunak y el canciller Jeremy Hunt asumieron sus cargos en octubre de 2022, la política fiscal del Reino Unido se ha vuelto tranquilizadoramente sensata", comentan desde Berenberg. Los analistas de la firma alemana opinan que los tres objetivos económicos de Sunak (reducir la inflación, hacer crecer la economía y reducir la deuda pública) son coherentes y pueden conseguirse, porque "los acontecimientos recientes han aumentado en gran medida las posibilidades de éxito". Por eso no auguran grandes cambios en la orientación.
En concreto, esperan que "más allá de proporcionar algún apoyo a los hogares y las empresas para ayudar a amortiguar el impacto de los altos precios del gas, una política fiscal modestamente restrictiva para frenar la inflación y limitar el grado en que el Banco de Inglaterra tendrá que endurecer aún más la política monetaria es lo mejor que la política fiscal puede hacer a corto plazo para apoyar la economía del Reino Unido con limitaciones de oferta".
Opinan que en teoría, el crecimiento potencial de la oferta se beneficiaría de una bajada de impuestos, pero sin embargo los recortes fiscales "tendrían que coincidir con un menor gasto público para evitar un nuevo pánico en el mercado". Pero lo cierto es que "los enormes atrasos en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y el aumento de los costes de financiación de los servicios públicos debido a la inflación impulsada por los costes impiden cualquier recorte de este tipo".
Lo que Berenberg espera de Hunt en materia de política fiscal es que acelere el camino hacia el reequilibrio de las finanzas del sector público. Por su parte, Neil Wilson, analista jefe de mercado en Finalto, opina que el canciller "seguirá confiando en los efectos del arrastre fiscal". "La recaudación tributaria se ha disparado gracias a la congelación de los umbrales en ámbitos como las plusvalías, la renta personal y el impuesto de sucesiones", dice, aunque no cabe esperar una revisión de los umbrales porque "se trata de una fuente de ingresos demasiado valiosa para el Tesoro y evita el ciclo más impopular de recortes y subidas de los tipos impositivos".
Además, explica este analista, una presión fiscal elevada "se verá como una forma útil de frenar la inflación", porque "la política monetaria y la fiscal trabajan en tándem". Y Laith Khalaf, jefe de análisis de inversiones en AJ Bell, comenta que el Gobierno se beneficiará de unos ingresos fiscales "por encima de las previsiones", recordando que en enero los ingresos por autoliquidación de impuestos ascendieron a 21.900 millones de libras, la cifra más alta desde que se empezó a registrar en 1999.
"La gran pregunta es, por supuesto, qué pretende hacer el canciller con este impulso a las arcas del Tesoro. Congelar de nuevo el impuesto sobre el combustible parece prácticamente inevitable para evitar que los automovilistas se enfrenten a un aumento desorbitado de sus costes de transporte, lo que podría atascar las ruedas de la economía", destaca el analista, que cree también que la prórroga de la garantía de los precios de la energía, que se reducirá a partir de abril, "podría prolongar la dependencia de las finanzas públicas de la suerte del mercado energético".
En cualquier caso, apunta, "parece muy improbable que se produzcan recortes fiscales radicales", aunque reconoce que todas las miradas se centrarán en cualquier pequeña gratificación que anuncie Hunt. "Las negociaciones salariales del sector público son otro tema espinoso, aunque el Gobierno argumenta que el aumento de los salarios para podría ser inflacionario, lo cual es importante ya que el primer ministro ahora ha apostado la credibilidad de su Ejecutivo a la reducción de la inflación a la mitad", explica Khalaf.
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Desde la misma firma Danni Hewson, responsable de análisis financiero, hace referencia al impuesto de sociedades. "El debate sobre si la modificación del impuesto de sociedades influye en el volumen de inversión de las empresas británicas lleva años debatiéndose. Pero lo que está claro es que, incluso con el nivel más bajo del impuesto de sociedades del G7, el historial de Gran Bretaña es bastante lamentable y hay que responder a una pregunta fundamental. Si las sociedades anónimas británicas no derrochaban cuando los tipos de interés estaban en mínimos históricos, ¿por qué iban a hacerlo ahora que los préstamos son mucho más caros?", se pregunta.
En opinión de este experto, "se puede argumentar que no tiene sentido añadir más presión a las empresas británicas ahora que muchas todavía se están recuperando de una pandemia y otras están luchando contra el aumento de los costes y la contención del gasto de los consumidores". Y, remarca, para algunas empresas, en particular los gigantes de la energía, la aplicación de un impuesto extraordinario "ya les ha empujado a modificar sus planes de inversión".
Cree el estratega de AJ Bell que el impuesto de sociedades "es una bestia complicada y controvertida, pero la mayoría de las empresas están de acuerdo en que se necesitan mejores incentivos para ayudarlas a crecer". En cualquier caso, las críticas por la falta de una estrategia clara a largo plazo del Gobierno se repiten entre el tejido empresarial, y según Hewson, "sin una estrategia clara a largo plazo, las empresas no se atreven a asumir riesgos porque no están seguras de que la recompensa vaya a llegar".
Wilson, de Finalto, también hace referencia a este impuesto, y afirma que "no habrá desgravaciones para las grandes empresas". "A pesar de los llamamientos al canciller para que suprima la subida prevista del impuesto de sociedades, es casi seguro que Hunt seguirá adelante con el aumento previsto del tipo que pagan las grandes empresas del 19% al 25%", dice. Además, destaca que los incentivos a la inversión "también llegarán a su fin con la supresión de la superdeducción del impuesto de sociedades, que permite a las empresas reducir su factura fiscal en 25 peniques por cada libra que invierten".
"De acuerdo con lo anterior, el canciller podría prorrogar este régimen para impulsar la inversión, pero ha sido increíblemente costoso para el Tesoro. En su lugar, son posibles exenciones fiscales menos costosas y limitadas", señala.
También en Berenberg hablan del impuesto de sociedades. Los expertos de la firma germana creen que la subida prevista de los impuestos sobre los beneficios "hará que Reino Unido pase de ser la principal economía de la OCDE más competitiva desde el punto de vista fiscal a situarse ligeramente por encima de la media". Y aunque esto "supondrá un modesto lastre a corto plazo para la inversión, no frenará un probable periodo de recuperación del crecimiento de la inversión debido a la disminución de la incertidumbre política".
Sin embargo, remarcan, para mejorar un poco la óptica mientras sube el tipo general del impuesto de sociedades "Hunt podría anunciar nuevas exenciones temporales y excepciones para amortiguar la subida del tipo efectivo del impuesto de sociedades", dicen.
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Asimismo, estos expertos comentan que los resultados económicos, más resistentes de lo previsto, y la caída de los precios al por mayor de la energía (que reducen el coste de las subvenciones a hogares y empresas) "reducirán probablemente la estimación de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) para el endeudamiento en 2022" (los ejercicios fiscales británicos van de abril a marzo) en unos 30.000 millones de libras, equivalentes al 1,2% del PIB de 2023. "Aunque la mayor parte de esta cantidad se acumulará en los bancos, Hunt tiene previsto ampliar las ayudas a las facturas energéticas de los hogares", dicen.
A partir de 2024, es decir, una vez que probablemente finalicen las subvenciones temporales a los precios de la energía, "las estimaciones de endeudamiento podrían reducirse solo modestamente, ya que un probable aumento de los costes de intereses estimados compensa en parte unas previsiones más sólidas de crecimiento nominal e ingresos fiscales", explican a renglón seguido. Y recuerdan los analistas de Berenberg que "con un menor endeudamiento por venir, es probable que los ratios de deuda caigan un poco más rápido de lo que el OBR había calculado anteriormente".
En cualquier caso, estiman que la OBR revisará al alza sus previsiones de crecimiento del PIB a corto plazo, aunque ven riesgo de que rebaje algo las previsiones a largo plazo. "Queda por ver si el OBR sigue siendo optimista más allá de 2024, partiendo de la base de que es probable que el Reino Unido siga experimentando un periodo de recuperación del crecimiento tras las crisis del Covid-19 y Putin", apuntan.
Sobre las ayudas para la energía, desde Berenberg comentan que como los precios energéticos "aún no han bajado lo suficiente como para situar los costes domésticos por debajo del actual tope de 2.500 libras, que aumentará a 3.000 libras el 1 de abril, los hogares recibirán otro modesto golpe en sus ingresos reales el mes que viene". "Hunt prefiere las ayudas específicas a las generales y, por tanto, podría utilizar parte de su probable margen fiscal para ampliar el límite en los términos actuales para los grupos de rentas más bajas", señalan.
Sin embargo, en opinión de la firma alemana "no es inconcebible una ampliación general del tope de 2.500 libras o un tope ligeramente menos generoso de, digamos, 2.700 libras". En cualquier caso, explican sus analistas, "es posible que los precios domésticos de la energía caigan por debajo del tope en la segunda mitad del año".
Neil Wilson, de Finalto, también se refiere a estas cuestiones, y dice que tanto los consumidores como algunas empresas de servicios públicos "esperan que las ayudas del Gobierno a los precios de la energía se prolonguen más allá de abril". "Dada la bajada de los precios de la energía y la probable caída del tope de Ofgem a finales de este año, tiene sentido perseguir esto, ya que solo sería por un corto período y ayudaría a suavizar las facturas de energía de los consumidores", indica.
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"El plan de hacer que la Garantía de Precios de la Energía sea menos generosa en abril, al mismo tiempo que el Gobierno pone fin a la rebaja mensual que todos hemos estado recibiendo de nuestras facturas, habría supuesto para el hogar medio 900 libras extra en sus facturas anuales de combustible de un plumazo", apunta la experta británica. "Se espera que le cueste al Gobierno unos 3.000 millones de libras, pero la caída de los precios al por mayor de la energía significa que hasta ahora la Garantía de Precios de la Energía no le ha costado tanto como se esperaba, lo que le da cierto margen de maniobra para ampliar ahora las ayudas", comenta.
Explica que "aunque la medida protegerá a los hogares medios de 500 libras más en sus facturas anuales, las facturas energéticas seguirán costándonos más a todos". Y es que "el descuento de 400 libras en las facturas que el Gobierno ha estado concediendo este invierno, por valor de unas 66 libras al mes, terminará en abril. Al mismo tiempo, las ayudas por el coste de la vida para los beneficiarios de determinadas prestaciones son menos generosas este año que el año pasado, lo que se traduce en facturas más elevadas".
"Algunos activistas sostienen que la ayuda universal a la energía debería suprimirse y ofrecer más dinero a las personas con rentas más bajas. Si Jeremy Hunt optara por suprimir la garantía universal del precio de la energía y aumentar la ayuda al coste de la vida, se podría ofrecer mucha más ayuda por hogar a los más pobres de la sociedad, que son los que más luchan con sus facturas. Pero no tiene el amplio atractivo, ganador de votos, de ampliar las ayudas energéticas para todos", concluye.