El Covid-19 ha alterado la dimensiones de la vida: la implantación del uso obligatorio de la mascarilla y de la distancia de seguridad social, la despedida temporal del contacto físico, etc. Sin duda alguna el trabajo ha sido el aspecto que más se ha transformado desde que se inició la pandemia. Su irrupción ha sido el fenómeno más destacado en este 2020, aunque ya se reclamara de antes. Sin embargo, ¿es tan rentable cómo parece? Para la empresas si. Su aplicación ha supuesto un ahorro de hasta 5.000 euros al año por cada uno de sus empleados, mientras que a los trabajadores les cuesta un ojo de la cara. Los gastos de Internet y teléfono se han disparado un 196%, según el último estudio de Pleo.
A la industria empresarial sí le salen las cuentas ejecutando esta nueva fórmula de trabajo. Una gran parte del gasto total se destina al alquiler de una oficina, pero con una parte de la plantilla trabajando desde su propia casa la cantidad puede llegar a recortarse un 30%.
El recibo de la luz y otros suministros básicos, con una reducción del 50%, las reuniones telemáticas en detrimento de los encuentros físicos, disminuyendo hasta un 40% de la factura total, y algunos de los beneficios sociales, como los 'tickets' restaurante o los vehículos de empresa, son otras de las inversiones que se han visto aliviadas desde que se estableciese el teletrabajo.
A los trabajadores les cuesta un ojo de la cara
A pesar de las muchas ventajas que ofrece esta nueva modalidad, sobre todo en flexibilidad horaria y comodidad laboral, en términos de rentabilidad no es oro todo lo que reluce y, como dice el refrán, "son las gallinas que entran por las que salen". Según los datos recogidos por Pleo, la startup fintech creada para simplificar la administración y gestión de los gastos de las compañías, el confinamiento no ha abaratado costes si no que solo ha cambiado el apunte contable.
A diferencia de años anteriores, la inversión en software y dispositivos informáticos se ha incrementado un 42%, mientras que los viajes por motivos profesionales, que siempre han representado una importante parte del balance de situación, se han hundido un 78%. Otros de los gastos que han provocado que el aislamiento no sea tan económico como parece ha sido el material de oficina, desglosado en ordenadores, routers, etc., y que ha crecido un 74% junto al de Internet y teléfono, que se ha disparado un 193%.
REGULARIZACIÓN DEL TELETRABAJO
El coste del teletrabajo va seguir incrementándose en línea ascendente, por ello es importante regularizar la actividad y aplicar una adecuada digitalización, ya que requiere nuevos modelos de gestión de gastos. España aprobó en el pasado septiembre su ley del teletrabajo.
Entre sus bases, Yolanda Díaz ministra de Trabajo y Economía Social, aseguró que los gastos derivados deberán ser asumidos por la propia empresa, esto es, costes y mantenimiento. Con esta nueva ley Díaz defendió que "se aumentará la productividad y la competitividad de la economía española".
Asimismo, anunció que la norma obliga a pactar el tiempo disponible y el resto se distribuirá de forma flexible. Otra de las bases de esta ley pasa por el derecho a la desconexión, es decir, a no estar permanentemente conectados todo el día: "Lo que hemos tenido durante la pandemia no es teletrabajo", declaró la ministra.