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Tras alcanzar niveles récord en 2022 y caer durante 2023, los alimentos seguirán abaratándose a nivel mundial, disminuyendo entre un 4% y un 5%. Sin embargo, no se espera un retorno a los niveles previos a la pandemia y se prevé que los precios se mantengan alrededor de un 45% por encima de los niveles de 2019. Estas son las cuatro razones de Oxford Economics para pensar así.

En primer lugar, es que, aunque las presiones sobre los costes están cayendo, en su mayoría se mantienen por encima de los niveles prepandémicos, lo que ayudará a evitar una fuerte caída de los precios de los alimentos.

Tanto los precios del petróleo como del gas natural irán a la baja el próximo año, pero seguirán muy superiores a los de antes 2020, con lo que "prevemos que los precios de los fertilizantes se mantendrán alrededor del doble de su nivel de 2019", dicen.

En el lado de los costes no energéticos, destacan que los tipos de interés continuarán en niveles elevados, puesto que los bancos centrales "solo los recortarán gradualmente". Y ello provocará que los costes operativos para los agricultores crezca, obstaculizando la inversión. A esto se suma el nivel alto de los salarios, pese a que su crecimiento se está moderando.

En segundo lugar, los expertos consideran que las previsiones de precios más bajos el próximo año se verán impulsadas por las cosechas saludables. "A pesar de mantenerse en niveles elevados, la caída de los precios de los fertilizantes desde el segundo semestre de 2022 también puede haber fomentado su uso, aumentando los rendimientos", comentan. En tercer lugar, hacen mención a las proporciones entre existencias y uso. En este sentido, los mercados en general están bien abastecidos, pero algunos se están ajustando y otros se están relajando.

Por último, en cuarto lugar, entran en juego las restricciones a la exportación y el creciente proteccionismo, que suponen un obstáculo para la normalización de los precios: "Tras el reciente aumento de los precios, la inseguridad alimentaria ha empeorado considerablemente, lo que ha llevado a los gobiernos a implementar prohibiciones y aranceles a las exportaciones. Aunque el número de políticas de este tipo ha disminuido en 2023, sigue siendo mucho más alto que los niveles previos a la pandemia".

Los expertos de Oxford Economics creen que para estos pronósticos hay riesgos sesgados al alza. Como explican, uno de ellos es el conocido como 'El Niño'. Un fenómeno que hace que crezca la probabilidad de que se produzcan condiciones climáticas adversas que podrían afectar el suministro mundial de alimentos.

Estos eventos "tienen el potencial de ser muy perturbadores para los precios de los alimentos, ya que los cambios en los patrones climáticos globales pueden afectar las cosechas de todos los cultivos y, como resultado, los precios mundiales de los alimentos aumentan", aseguran.

Además, las exportaciones de cereales de Ucrania se encuentran en peligro ante el fin de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro. "Persiste el riesgo de que una escalada del conflicto en el Mar Negro pueda reducir mucho más las exportaciones a través de esta ruta, ejerciendo una presión al alza sobre los precios".

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