Muchos españoles se han encontrado con una amarga sorpresa al volver de sus vacaciones. El precio de la luz ha subido más de un 10% respecto al mes de agosto del año pasado, lo que supone que tendrán que pagar unos 7 euros más, dependiendo de la potencia contratada y del consumo que hayan hecho. Y por si eso no fuese suficiente, los expertos alertan de que, casi con toda seguridad, la factura aumentará aún más en septiembre y octubre con la llegada del frío.
Hace un año, el recibo de la luz de un consumidor medio de tarifa regulada (PVPC), que es la que ha aumentado, con una potencia contratada de 4,4 kilovatios y un consumo anual de 3.500 kw/hora era de unos 61 euros, mientras que este mes de agosto la factura ha superado los 68 euros. "En realidad, la medida afecta a menos de la mitad de los clientes, porque la gran mayoría tiene una tarifa libre y, por ello, están peor", explica Francisco Valverde, consultor energético y analista del mercado eléctrico.
El precio de la generación hidráulica se ha igualado al de las energías fósiles pese a que debería ser más barato por lo mucho que ha llovido
Según este experto, actualmente los clientes con tarifa regulada pagan unos 13 céntimos el Kw/hora, mientras que los que cuentan con una tarifa libre pueden estar pagando unos 15, 17 o incluso 19 céntimos por kilovatio, porque en el mercado libre el precio lo fija cada compañía. Sin embargo, la subida del precio de la luz sólo ha afectado a los consumidores con tarifa regulada, y eso se debe a que el PVPC está ligado al mercado mayorista, que empezó a subir en el mes de abril y desde entonces no ha parado. Tal y como apunta Jorge Morales, director de Próxima Energía, el mercado mayorista "es ahora un 35% superior que hace un año".
Pero, ¿por qué ha subido la luz? Lo cierto es que se debe a un cúmulo de factores, aunque el principal es el incremento del precio de los derechos de las emisiones de CO2 en Europa, que se han multiplicado por cuatro en lo que va de año. Se trata de una tasa medioambiental que deben pagar las energéticas para poder producir, una especie de canon por contaminar, y que pese a que debe ser asumida por las empresas está repercutiendo en los clientes porque "las energéticas reflejan el coste del CO2 en sus ofertas", explica Valverde. Hace un año tenía un precio relativamente modesto, de unos 5 euros por tonelada, pero actualmente se sitúa en los 21 euros por tonelada.
Pero no sólo eso. El mayor coste de materias primas como el carbón o el gas natural, que se usan a su vez para generar electricidad, también ha sido determinante en el aumento de la factura de la luz. Esas son dos de las razones, pero según Morales hay otro problema de fondo, y es que las propias reglas del juego del sistema energético español "favorecen que el aumento de los costes se amplíe a otras tecnologías, especialmente las renovables y la nuclear, lo que al final hace que haya un efecto dramático sobre la factura de la luz".
Este año se está notando, sobre todo, en el precio de la energía hidráulica. El coste de generación por agua es actualmente similar que el de generación por combustibles fósiles (carbón y gas natural), algo que según Morales es cuanto menos "sorprendente" dado que en lo que va de 2018 ha llovido mucho. Así lo confirman los últimos datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que muestran que las lluvias acumuladas en el año hidrológico hasta finales de agosto son un 13% superiores a lo habitual.
Los precios dependen de la lluvia y de la capacidad de agua embalsada, de forma que cuando llueve mucho los precios de generación suelen bajar porque los embalses deben dar salida al agua de más que acumulan y la usan para producir energía. Sin embargo, y pese a lo mucho que ha llovido este año, el coste de producción es similar al de otras fuentes de generación. "El coste de producción es mucho menor, y sin embargo el precio es mucho mayor, lo que significa que las energéticas están ganando más", remarca Morales. De hecho, Moody's ya alertaba de ello en un reciente informe, en el que señalaba que las lluvias de este año van a tener un efecto muy beneficioso en las cuentas de las cuatro mayores eléctricas (EDP, Endesa, Iberdrola y Naturgy), que obtendrán un beneficio conjunto que superará los 600 millones de euros a cierre del ejercicio.
¿QUÉ NOS ESPERA DE AQUÍ A FINAL DE AÑO?
Aunque la subida de la luz en agosto puede ser sólo un adelanto de lo que está por venir en lo que queda de año. Así lo indican estos expertos, que vaticinan que los españoles deben preparar la cartera porque en septiembre y en octubre la factura va a incrementarse aún más por la vuelta a la rutina y la llegada del frío. Lo normal es que en agosto la demanda eléctrica sea menor porque los días son más largos y porque se hace más vida fuera de casa, aunque con la vuelta de las vacaciones el consumo recuperará sus cotas habituales y, si sigue subiendo la luz, eso significará que habrá que pagar facturas más elevadas.
La factura de septiembre puede situarse por encima de los 68 euros de media, mientras que la de octubre podría alcanzar incluso los 73 euros. "En casa es complicado ahorrar y el poder de acción es limitado", recuerda Valverde, que asegura que el problema de fondo es político y que el Gobierno debe legislar de una vez para atajar la continua subida del precio de la luz. "Habla de la luz como un bien público imprescindible para la economía moderna y, sin embargo, no la protege", dice. "Cuando el Ejecutivo deje de recaudar con la luz, las cosas cambiarán", señala este consultor, que recuerda que en 2017 el Estado ingresó en sus arcas 1.306 millones de euros en concepto de impuesto eléctrico.
Morales también aboga por cambiar la ley energética "para que el precio del mercado mayorista no afecte a todas las tecnologías por igual", como ocurre en la actualidad. Sólo así, dice, se logrará que la factura de la luz sea más baja.