El turismo es la principal víctima de la crisis del coronavirus. Todo el sector está paralizado y parece que seguirá en horas bajas, al menos, hasta el próximo año. Esta situación está obligando a los propietarios de pisos turísticos a reinventarse y destinar estas viviendas al alquiler tradicional, según explican fuentes del sector.
Por lo general, la renta de los alquileres tradicionales es más barata, pero ahora mismo es la única manera de obtener una rentabilidad mensual a unos inmuebles que se quedarían vacíos si siguen enfocados al turismo. Eso sí, como cualquier apuesta, no está exenta de peligros, ya que en tiempos de complicaciones económicas se incrementa el riesgo de impago.
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Madrid empezará a pagar la ayuda al alquiler de 2019 tras las críticas por el atrasoLas catastróficas cifras que ha presentado la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (Fevitur) desalientan a los pocos inversores que seguían destinando sus inmuebles a la actividad turística. Desde que comenzó la pandemia, ya ha calculado unas pérdidas de 448 millones de euros y estima que aumenten hasta los 2.900 millones a finales de 2020.
Aun así, el presidente de Fevitur, Tolo Gomila, fía la recuperación del sector a "la recuperación de los mercados emisores, la recuperación de la confianza para viajar y la recuperación de la situación económica". Todo factores que vendrán condicionados por la rapidez en que la sociedad se recupere de esta pandemia.
BAJA EL PRECIO DEL ALQUILER
Por otro lado, la conversión de alojamiento turístico a alquiler tradicional beneficia a los inquilinos. El parque de vivienda para el arrendamiento está aumentando considerablemente, lo que conlleva un abaratamiento de los precios, sobre todo en las grandes ciudades donde la demanda es muy superior a la oferta. De hecho, los expertos apuntan a una caída de dos dígitos en los precios, como el consultor Eduardo Molet, que prevé un descenso del 15%.
Estos pisos también son más fáciles de alquilar porque están mejor acondicionados que la mayoría de los que ya estaban en el mercado. Por ejemplo, vienen completamente amueblados y están muy bien cuidados para recibir a los huéspedes. Además, los que se encuentren en el centro de las ciudades tienen más posibilidades de encontrar un inquilino cuanto antes.
Otra de las opciones que barajan los propietarios es la venta del inmueble. En tiempos de crisis, muchas personas necesitan rápida liquidez para hacer frente a los pagos y deshacerse de estos activos es una buena forma de conseguirlo.
Toda esta situación afecta sobremanera a empresas como Booking, una plataforma que basa gran parte de su modelo de negocio en la reserva de alojamientos turísticos. Igual que Airbnb, que ante esta situación se verá obligado a retrasar su debut bursátil previsto para este año.