El PIB de Japón del segundo trimestre ha mostrado un avance del 0,8%, por encima del 0,5% esperado, y ha subido un 3,1% en tasa anualizada, por encima del 2,1% anticipado y después de una contracción del 2,3% en el primer trimestre.
La fortaleza del consumo ha impulsado el crecimiento de la economía japonesa, lo que respalda la política monetaria más agresiva emprendida por el Banco de Japón en los últimos meses. En cualquier caso, los analistas anticipan que el organismo será más cuidadoso a la hora de subir los intereses, debido al episodio de volatilidad del pasado Lunes Negro.
El consumo privado aumentó a un ritmo del 1% en el segundo trimestre, su primera subida en los últimos cinco trimestres y el doble de lo esperado por el consenso. Este apartado, que supone más de la mitad de la economía japonesa, ha sido la parte más débil del sistema, debido a que la fortaleza del yen ha encarecido las importaciones.
El descontento por la subida del coste de la vida es una de las razones que explican la dimisión del primer ministro, Fumio Kishida, que este miércoles anunció su marcha, acosado también por varios escándalos políticos.