La participación de los vecinos en el diseño y planificación del entorno urbano es una manera no sólo de hacerlos partícipes, sino también un ejercicio en el que gana la ciudad entera, puesto que su opinión es más completa que la que puedan tener profesionales que vienen de fuera. Contar con ellos en todas las fases de desarrollo marca el urbanismo del siglo XXI.
Situar “en el centro a las personas, contando con ellas en cada una de sus fases" es la forma de "abordar el urbanismo del siglo XXI". Es lo que el presidente de Distrito Castellana Norte (DCN), Antonio Béjar, ha definido como un ’win-win’, un “ejercicio donde todo el mundo gana”. Porque “sabe más de su entorno las personas que vienen allí que cualquier arquitecto o diseñador que venga de fuera”, explica.
Este proyecto se convertirá en un "referente" y un "ejemplo en el que se puedan fijar las ciudades"
Durante la celebración de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre urbanismo participativo, Béjar ha destacado la importancia de los proyectos urbanísticos en los que participa la sociedad. En este sentido, señala que precisamente el concepto con el que se ha creado lo que también se conoce como Operación Chamartin ha sido este. En España, es la “primera vez que un proyecto de planificación urbana ha contado con la opinión de los vecinos”, pero se convertirá en un "referente" y un "ejemplo en el que se puedan fijar las ciudades", afirma.
Por ello, considera que DCN “debe entenderse y abordarse como un proyecto de Estado”, ya que la “relevancia de este proyecto” no es sólo importante para Madrid, que tiene la “gran oportunidad de situarse entre las ciudades más avanzadas del mundo”, sino que también va a poner a España “en el foco de muchas miradas internacionales”. “la gran oportunidad que tiene la capital de España para situarse entre las ciudades más avanzadas del mundo”.
Este proyecto, añade Béjar, brinda la “oportunidad de demostrar que somos un país eficiente, con una administración ágil y competente y con un marco de seguridad jurídica, que permite acometer con garantías proyectos como éste, con una gran complejidad técnica y enorme inversión".
Espera que los cambios de signo político no afecten a la puesta en marcha del proyecto. De hecho, Béjar considera que su “continuidad está asegurada” y que su viabilidad no está amenazada. “Lo importante es poder empezar”, ha dicho, a la vez que señala como 2020 o 2021 la fecha de comienzo de las obras.