- Los tres atentados vividos en Reino Unido en los tres últimos meses podrían ahuyentar a unos 285.000 turistas este año
- Pese a todo, los expertos inciden en que Europa es segura y el terrorismo no es una amenaza existencial
París, Bruselas, Londres… ciudades violentamente golpeadas por el terrorismo, que han padecido el miedo y la inseguridad en sus calles, y que ahora temen que la tragedia merme su capacidad de atraer turistas. Pero, ¿cuánto afectan realmente los atentados al turismo de algunos de los destinos más visitados del mundo?
Europa ha vivido una oleada de atentados terroristas en los últimos tiempos. El tiroteo en el semanario satírico Charlie Hebdo y el horror de Bataclán en París, las explosiones en el aeropuerto de Zaventem y en la red de metro en Bruselas, los atropellos masivos en Niza, en el mercado navideño de Berlín y en el puente de Westminster, el ataque en el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena o, el más reciente, hace apenas dos semanas, en el puente de Londres y la zona de ocio Borough Market.
El terrorismo islámico es una amenaza para Europa, la región que más turistas recibe cada año. En concreto, más de 500 millones de personas visitan el Viejo Continente anualmente, según datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT). Y, además, el yihadismo ha incidido particularmente en algunos de los destinos europeos que más viajeros reciben de todo el mundo, como son Londres y París.
DIFÍCIL DE CUANTIFICAR
Es “una tarea objetivamente inalcanzable” calcular con plena exactitud el coste económico que un atentado terrorista puede tener
El observatorio de la Oficina de Turismo y Congresos de la capital francesa estima que los ataques terroristas sufridos en la ciudad de la Torre Eiffel a finales de 2015 y principios de 2016 se tradujeron en 1,3 millones de turistas menos en París el año pasado. Además, las reservas hoteleras se redujeron un 6%, lo que supone una de las peores cifras registradas desde 2009, que han amenazado con minar el sector turístico en Francia, que representa en torno a un 8% del Producto Interior Bruto (PIB) galo.
Asimismo, un informe publicado por la Federación de Empresas de Bélgica ha revelado que los atentados terroristas de París y Bruselas le costaron a la economía belga 2.400 millones de euros en el último año, un 0,57 % de su PIB, e hicieron que se creasen hasta 9.500 puestos de trabajo menos. El sector más afectado fue el de la hostelería y restauración, con una caída del 20% en las pernoctaciones, tanto por turismo como por negocios, lo que provocó unas pérdidas de valor añadido de 800 millones de euros (0,21 % del PIB).
Y, aunque todavía es pronto para cifrar las pérdidas en Reino Unido, los tres atentados vividos en los tres últimos meses, podrían ahuyentar a unos 285.000 turistas este año, de acuerdo a las estimaciones de la firma de investigación Euromonitor.
Lo cierto es que los turistas tienden a buscar un destino que satisfaga sus necesidades, pero siempre con la garantía de una seguridad completa ante cualquier inconveniente o acontecimiento imprevisto. Por tanto, el terrorismo, como amenaza a la seguridad y a la vida de las personas, provoca que muchos turistas cambien de destino tras conocer que el lugar al que iban a trasladarse en un primer momento ha sido objetivo de grupos terroristas como Daesh o Al Qaeda, explica el director del International Security Laboratory, Manuel Gazapo Lapayese.
Un país europeo que ha sufrido un atentado terrorista recupera la normalidad en términos de reservas hoteleras, vuelos y visitas extranjeras en un periodo de 13 meses
Pese a estos datos, Lapayese asegura que es “una tarea objetivamente inalcanzable” calcular con plena exactitud el coste económico que un atentado terrorista puede tener en la economía de un país debido al número de variables que entran en juego. Aunque sí pueden hacerse algunas estimaciones. En este sentido, señala que ‘Think Tanks’, el International Security Observatory, en España, o el Institute for Economics and Peace, en Australia, coinciden en que entre el 2008 y el 2014 la aportación del sector turístico al PIB en países sin ataques terroristas creció hasta 3,6%, mientras que en Estados víctimas de atentados terroristas esta aportación se limitó al 1,9%.
TRECE MESES PARA RECUPERARSE
Sin embargo, Javier Gil, profesor del Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria, incide en que el terrorismo no es una de las causas más catastróficas para el turismo, mientras que los desastres naturales, las epidemias o la inestabilidad política son mucho más letales para este sector. De este modo, asegura que un país europeo que ha sufrido un atentado terrorista recupera la normalidad en términos de reservas hoteleras, vuelos y visitas extranjeras en un periodo de 13 meses. “Aunque evidentemente siempre hay un impacto, es menor en la baja intensidad de número de visitantes y menor en la prolongación de tiempo que otras adversidades”, explica. Y compara: “En países musulmanes, donde el terrorismo suele ir asociado a la inestabilidad política, el impacto del terrorismo en el turismo es mucho más perjudicial”.
No obstante, lo que sí está claro es que el turismo beneficia a los países que hasta ahora han pasado más desapercibidos en este asunto, como son España, Portugal, Italia o Grecia. Esto explica, en gran medida, el récord de turistas experimentado el año pasado en España, que superó los 75 millones de visitantes.
La posibilidad de morir en un atentado mientras se visita una ciudad europea es remota
EUROPA ES SEGURA
Pese a todo, los expertos inciden en que Europa es segura. “Los ataques de París, Londres o Bruselas no iban dirigidos hacia turistas, mientras los registrados en Túnez o Egipto sí atentan directamente contra hoteles, museos, resorts....”, determina el profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, quien añade que la posibilidad de morir en un atentado mientras se visita una ciudad europea es remota. Por su parte, Manuel Gazapo aclara que el hecho de que Londres o París hayan sufrido varios ataques terroristas no debe hacer caer en la trampa de pensar que son zonas inseguras. “Hacer eso sería dar la victoria a los terroristas. Ellos buscan alterar nuestros modos de vida”, sentencia.
Por ello, creen que el mensaje que hay que transmitir es que el terrorismo, a pesar de su indudable impacto psicológico, no es una amenaza existencial, ya que no es, ni de lejos, la primera causa de muerte en el mundo. “Los ciudadanos no deben tener miedo a viajar y ejercer su derecho a la libertad. Únicamente deben evitar los destinos que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejen y estar preparados para reaccionar adecuadamente si la situación lo requiere”, recomienda el director del International Security Observatory.
Asimismo, sugiere que la mejor forma de combatir al terrorismo es seguir adelante, “asimilar el lema “‘we are not afraid’ y ponerlo en práctica”, enfatiza. Aunque es partidario de exigir una mayor y mejor coordinación de los servicios de inteligencia de Reino Unido y Bélgica, países fuertemente atacados por el terrorismo, donde cree que la solución quizás no se encuentre en crear más unidades de coordinación, sino en "coordinar y gestionar de forma más eficiente las existentes”, concluye.