• Las empresas con mayor riesgo se endeudan con nunca en un entorno de relajación de las cláusulas contractuales
  • Los tipos bajos y la reducida inflación continúan cebando el apetito por el riesgo
apocalipsis draghi yellen
Janet Yellen y Mario Draghi, presidentes de la Reserva Federal (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE)Irakli Tavberidze

El universo financiero sigue acumulando amenazas potenciales como resultado de unas políticas monetarias sin precedentes que, tras ser concebidas como temporales, se han convertido en estructurales al llevar casi una década sobre la mesa. El último informe trimtestral del Banco Internacional de Pagos (BIS) así lo evidencia, con especial atención a un segmento del que se lleva avisando bastante tiempo, pero que no deja de engordar: el de los préstamos apalancados.

Esos préstamos vendrían ser el equivalente de las 'hipotecas subprime' o de alto riesgo, pero para empresas. Es decir, es una manera en que las empresas con una calificación más reducida -y, por tanto, con mayor riesgo de impago- pueden financiarse -sobre todo se usan para financiar compras, realizar refinanciaciones o pagar dividendos-. Esta característica, la de contar con un 'rating' de 'bono basura' o alto riesgo -es decir, inferior al grado de inversión, que distingue a los emisores más fiables-, es una de las tres que los definen. Las otras dos consisten en que, por un lado, abonan cupones flotantes, es decir, un interés que sube o baja en función de que ocurre con el precio del dinero en los mercados y en que, por otro, cuentan con un orden de prelación superior al de activos como la deuda sénior no asegurada, la subordinada, la híbrida o las acciones.

Esta combinación adquiere un atractivo especial en las condiciones vigentes en los últimos años, definidas por unos tipos de interés en mínimos históricos y una inflación anestesiada que, en conjunto, impulsan la búsqueda de rentabilidad y el apetito por el riesgo entre los inversores, principalmente entre los grandes, los institucionales. Es lo que tienen los incentivos, que promueven decisiones y generan consecuencias. Y en este caso, son históricas. " El volumen mundial de préstamos apalancados en circulación, según los registros de S&P Global Market Intelligence, alcanzó nuevos máximos y se situó por encima del billón de dólares", destaca el BIS en su informe trimestral de septiembre.

Volumen récord de préstamos apalancados, más 'empresas zombi', compras a crédito sin precedentes en los parqués, valoraciones "extremas" en la bolsa... El informe del BIS está lleno de referencias a los peligros que se van amontonando en los mercados financieros

Es más, al igual que pasó con las 'hipotecas subprime', que actuaron como la mecha prendió la bomba de la crisis financiera en 2007, conforme el volumen sigue creciendo y persiste el apetito de la oferta y la demanda por estos préstamos, cada vez se conceden con menos exigencias. Y más alegría. "A la vez, la proporción de emisiones con cláusulas laxas se incrementó hasta el 75%, frente al 65% de un año antes", precisa el BIS. Y explica: "Los préstamos con cláusulas laxas no imponen prácticamente restricción alguna a la actuación de los prestatarios y, por tanto, podrían reflejar una actitud menos selectiva por parte de los prestamistas, lo que podría fomentar una excesiva asunción de riesgo por parte de los primeros".

Más préstamos y menos condiciones en un entorno de balances cada vez más endeudados. "El nivel de apalancamiento en Estados Unidos es el más elevado desde el principio del milenio y parecido al de comienzo de los años 1990, cuando los coeficientes de endeudamiento de las empresas reflejaban el legado del auge de las adquisiciones apalancadas de finales de la década anterior", expone el BIS. O lo que es lo mismo, evoca los tiempos que vivieron el auge y posterior caída de los 'bonos basura' -'junk bonds'-. Otro aviso vinculado a esta realidad: "Una proporción cada vez mayor de empresas debe afrontar gastos por intereses superiores a sus resultados antes de intereses e impuestos (las llamadas 'empresas zombi'). El porcentaje de dichas empresas ha aumentado de forma especialmente acusada en la zona del euro y en el Reino Unido".

Al mismo tiempo, y de nuevo como ocurrió con las 'subprime', los préstamos apalancados no se conceden y ya está. También sirven, por supuesto, como base para lanzar nuevos títulos conocidos como obligaciones con préstamos como garantía (CLOs, por sus siglas en inglés). Es decir, los bancos primero conceden los préstamos, luego los empaquetan y por último los trocean en títulos que son ofrecidos en el mercado, con lo que se libran de retener los riesgos en su balance, aunque desde finales del año pasado la nueva normativa vigente en EEUU obliga a creadores de CLOs a quedarse con un 5% de los títulos fabricados. Dirigidos exclusivamente a los clientes institucionales, los CLOs cuentan con el respaldo de una creciente demanda que, por consiguiente, está alimentando la creación de nuevos vehículos. A partir de ahí, se filtran hacia los particulares a través de las participaciones en los fondos de inversión o de los fondos cotizados (ETFs).

Según los datos de Thomson Reuters, hasta agosto las emisiones nuevas de CLOs ascendieron a 72.250 millones de dólares en EEUU, el doble que en el mismo periodo de 2016, y a 10.400 millones de euros en Europa, en línea con las cifras del ejercicio anterior. El volumen conjunto de activos de CLOs bajo gestión en los dos mercados llega a los 460.000 millones de euros.

MÁS RIESGOS JUSTO ANTES DE LA 'HORA DE LA VERDAD'

Pero el segmento de los préstamos apalancados no es el único que denota autocomplacencias o excesos en los mercados. En su informe, el BIS también subraya que, al igual que con los préstamos apalancados, la deuda 'high yield' o de alto rendimiento -los 'bonos basura'- se está emitiendo igualmente con cláusulas cada vez menos estrictas. En cuando a las bolsas, observa que "los inversores recurrieron a un volumen récord de acciones compradas a crédito para reforzar sus inversiones". Y advierte de que, atendiendo a medidas como la relación entre el precio de las acciones y los beneficios de las compañías (PER), "las cotizaciones bursátiles podrían ser extremas".

Estas alusiones del BIS no son nuevas. Sus avisos van camino de convertirse en una tradición. Lo que sí es nuevo, y por tanto otorga otra dimensión a las advertencias del Banco Internacional de Pagos, es que estos peligros se van amontonando en un momento en el que cada vez más bancos centrales, con los principales a la cabeza, están definiendo ya el repliegue de los estímulos. La Reserva Federal (Fed) estadounidense empezará a reducir su balance en octubre y pretende elevar el precio del dinero en diciembre por tercera vez en 2017. El Banco Central Europeo (BCE) anunciará en octubre cómo encarará la reducción gradual de su programa de compra de activos, dotado ahora con 60.000 millones de euros al mes. El Banco de Inglaterra camina hacia su primer incremento de los intereses desde julio de 2007. Y el Banco de Canadá, que ya ha subido los tipos de interés dos veces este año, tiene intención de prolongar la secuencia.

Esta 'operación retorno' de los bancos centrales pondrá a prueba la fiabilidad de la recuperación y de los comportamientos vistos en los mercados financieros. Sobre todo, si en algún momento regresa también la inflación y comienza a verse una mayor subida en los bonos soberanos a largo plazo, porque esta consecuencia obligaría a recalcular los riesgos, revisar los precios y recomponer las carteras. Todo un reto, tal como admite el BIS en el caso de las bolsas. "Los mercados de renta variable siguen siendo vulnerables al riesgo de reversión brusca en los mercados de bonos si las primas por plazo vuelven a situarse en niveles más normales", expone.

Este temor se hace extensible a los préstamos apalancados. La subida de los tipos y el endurecimiento de las condiciones monetarias pondrán a prueba su solidez, puesto que un incremento de las tasas de impago por parte de las compañías de 'alto riesgo' aumentaría el riesgo de 'accidentes' en algún banco de inversión o inversor institucional. Los bonos basura tuvieron su crisis. Y también las 'subprime'. Puede que a la tercera vaya la vencida y con los préstamos apalancados se evite lo peor. Un reto, otro más, que se suma a la amplia lista de peligros a los que se expondrá la retirada de los estímulos monetarios.

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