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Como todo en España, el debate sobre las pensiones se ha politizado al máximo. Parece que hablar del ahorro para la jubilación, de la necesidad de reformar el sistema o de incentivar los planes de pensiones es de derechas (pese a que fue el PSOE quien los introdujo con una fiscalidad mucho mejor que la actual). Y que decir que las pensiones están garantizadas, que el sistema es sostenible o que los planes de pensiones son un regalo para la banca es de izquierdas. Pero detrás de este ruido hay un drama en el que todos nos jugamos nuestro futuro.

El CIS pone negro sobre blanco este drama en la pregunta más inocente de toda la encuesta: cuántos años cumplió usted en su último cumpleaños. El 24,9% de los españoles tiene ya más de 65 años y, además -afortunadamente-, su esperanza de vida cada vez es más alta. Por el contrario, la franja de edad entre 18 y 24 años agrupa solo al 7,8% de la población. Y la natalidad sigue batiendo récords negativos, es decir, que los que vienen detrás tampoco son muchos.

Eso significa que no va a haber suficientes cotizantes para pagar las pensiones. Lisa y claramente. Ahora sí los hay porque las generaciones entre 45 y 65 años son bastante numerosas. Pero, como los que se están jubilando ahora son la generación que más ha cobrado en nuestra historia, lo hacen con pensiones muy altas, lo que obliga a la Seguridad Social a endeudarse para las pagas extras y a que empiece a tirar de impuestos. Ya. Hoy. Mañana, cuando esas generaciones alcancen el retiro, el sistema se vendrá abajo.

Esto es una realidad demográfica que no es de izquierdas ni de derechas. Decir que las pensiones están garantizadas con el sistema actual es pura demagogia. Y llamar a la tranquilidad porque "si no es suficiente con las cotizaciones, se paga con impuestos y asunto arreglado" -que es lo que está haciendo el actual Gobierno de Pedro Sánchez- tampoco soluciona el problema.

DECIR LA VERDAD Y BUSCAR SOLUCIONES

Lo primero que hay que exigir a todos nuestros políticos es reconocer la realidad y decir la verdad a los ciudadanos: que el sistema actual de pensiones es insostenible nos pongamos como nos pongamos. Por una cuestión demográfica. Y como no parece que nadie esté dispuesto a incentivar la natalidad con medidas reales de conciliación no solo durante los primeros meses de vida -empezando por el calendario escolar y siguiendo por los salarios de las jornadas reducidas-, hay que debatir soluciones factibles partiendo de ese reconocimiento de la realidad.

Unas soluciones que no son fáciles y que, según la mayoría de los expertos, pasan por retrasar la edad de jubilación -es relevante que el PP quiera incentivar la jubilación activa, más vale tarde que nunca- y por reducir la cuantía de las pensiones. Tampoco estaría mal revisar el sistema de prejubilaciones, que ha creado un ejército de jubilados muy por debajo de la edad legal para beneficio de las empresas que necesitan recortar costes.

De ahí que incentivar el ahorro para la jubilación sea casi una obligación. No es necesario que sea mediante planes de pensiones, que efectivamente son un producto muy rentable para la banca y no para el ahorrador; puede ser en cualquier activo, incluyendo ladrillo, fondos de inversión, bolsa, bonos, etc. En este sentido, no sería mala idea resucitar la propuesta de una cuenta similar a la 401(k) norteamericana que hizo el profesor Lagares.

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