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Llega la fiesta alemana más internacional de todas, el Oktoberfest. La cerveza correrá a raudales en Múnich (y también en el resto de países que han decidido exportar esta celebración), aunque para los alemanes este año divertirse al estilo bávaro será algo más 'barato'. Estas son las razones.

Beber cerveza en una de las carpas habilitadas para el Oktoberfest ha sido siempre, y sigue siéndolo, bastante caro. Este año cualquiera que se acerque allí para disfrutar de esta bebida tendrá que desembolsar, de media, 13,75 euros por un Maß de cerveza bávara, es decir, por un vaso grande que debe llenarse hasta la marca de un litro, aunque suele quedarse corto una vez que la espuma se ha asentado.

Así lo calculan los expertos de Berenberg, que recuerdan que la tendencia del precio de la cerveza en esta fiesta "no es amiga del bebedor". Explican que desde 1991 se dispone de estadísticas detalladas de precios en toda Alemania, y desde entonces el coste de una cerveza en el Oktoberfest ha aumentado a una tasa media anual del 3,9%, muy por delante del aumento de los precios generales al consumo (2% anual) y de la cerveza en los minoristas (1,8% anual).

"Si los precios de la cerveza en las carpas del Oktoberfest hubieran aumentado al mismo ritmo que la inflación alemana desde 1991, un Maß ahora costaría solo 7,68 euros", comentan desde la firma germana, y sus expertos afirman que los asistentes a la fiesta "pagan cada vez más por la música, el ambiente, el servicio y la pura diversión de ser parte de ella".

No obstante, el dinero que cuesta una cerveza supone, según Berenberg, un cierto "alivio" este año. "No todas las noticias son malas", comentan, y es que "esta vez, el aumento del 4,2% en el precio de la cerveza en el Oktoberfest respecto a 2022 es inferior a los aumentos de la inflación y de los precios de los alimentos del 6,1% interanual y del 9,0% interanual, respectivamente, según los últimos datos disponibles correspondientes al mes de agosto.

Es más, estos analistas comentan que incluso los salarios alemanes (que han registrado un aumento interanual del 6,6% en el segundo trimestre de 2023) "están avanzando ahora a un ritmo más rápido". Por tanto, señalan, esta es la "primera vez en décadas la cerveza en el Oktoberfest se está volviendo un poco más asequible en términos reales para la mayoría de los alemanes".

SITUACIÓN INUSUAL

En cualquier caso, defienden desde la firma germana, estamos ante tiempos "inusuales", por lo que la mayor asequibilidad de la cerveza "probablemente no se convierta en una nueva tendencia". Simplemente, destacan los expertos de Berenberg, "resalta cuán inusual es la situación actual".

Y es que tras la "brutal" invasión de Ucrania por parte de Putin, los altísimos precios de la energía y los alimentos "impulsaron la inflación a la estratosfera" el año pasado. Como es habitual, los asalariados están recuperando ahora parte de su pérdida anterior de poder adquisitivo mediante una aceleración temporal de la inflación salarial. Pero "esto no durará", aseguran.

Sobre todo porque a medida que los precios del gas se han corregido y la recesión "pasa factura", "parece que la inflación alemana caerá desde su máximo del 8,8% interanual en octubre pasado y del 6,1% interanual en agosto de 2023 hasta aproximadamente el 2,5% interanual en septiembre próximo".

Añaden que, en una respuesta tardía a la menor inflación general y al modesto aumento del desempleo que proyectan para los próximos dos trimestres, las ganancias salariales alemanas probablemente se desacelerarán al 4% interanual para el próximo Oktoberfest en septiembre de 2024, de forma que "el aumento de los precios de la cerveza en esta fiesta probablemente volverán a superar la inflación y los salarios".

En cualquier caso, desde Berenberg invitan a tener "cuidado con la resaca". ¿De la cerveza? No exactamente. Los analistas de la firma recuerdan que entre la gran crisis financiera de 2008/2009 y el inicio de la pandemia a principios de 2020 Alemania disfrutó de una 'década dorada' y ahora, después de "haber celebrado demasiado" estos buenos tiempos con "políticas complacientes" como un plan de jubilación anticipada, más prestaciones sociales y una dependencia excesiva de la energía rusa, el país "padece una resaca colectiva".

¿Es realmente la situación lo suficientemente mala como para justificar nuevamente la etiqueta de 'enfermo de Europa'?, se preguntan. Y contestan tajantes: "Absolutamente no". Aun así, dicen, el debate sobre la actual debilidad de Alemania sirve como un recordatorio oportuno para "celebrar responsablemente".

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