¿Podemos esperar avances en los compromisos de los países en la COP27? "Aunque en la agenda figura una mayor ambición, las perspectivas de compromisos más firmes en materia de reducción de emisiones parecen escasas, al menos a corto plazo". Así lo creen en Schroders.
Los líderes mundiales se reunirán hasta el 18 de noviembre en la 27ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP27) en Egipto, para debatir algunas de las cuestiones más urgentes del cambio climático. Pero, más allá de avanzar, el encuentro se ha enmarcado como una cumbre para complementar lo ya establecido. "Esto significa que las conversaciones de la COP no se centrarán probablemente en nuevas medidas de mitigación para reducir las emisiones, sino más bien en cómo implementar las acciones climáticas para hacer plenamente operativo el Acuerdo de París", señala Irene Lauro, economista de Schroders.
Como comenta, los debates se centrarán en cómo reducir la brecha entre los objetivos y las acciones tangibles. Se espera que los involucrados destaquen cómo van a poner en práctica el Acuerdo de París en sus economías, mostrando los avances en materia de legislación y políticas. Esto será importante para el sector financiero, ya que la definición de los planes de transición energética por parte de los gobiernos da confianza a los inversores sobre la dirección de la marcha.
"Creemos que la COP27 no va a conseguir más acción climática. No se prevé un mayor impulso a la reducción de emisiones, ya que es poco probable que los países se pongan de acuerdo sobre una regulación más estricta para hacer frente a las emisiones de carbono·, afirma.
Aunque el aumento de los precios del carbono es necesario para incentivar el abandono de los combustibles fósiles y la descarbonización de la economía mundial, no está a favor en un momento en el que la inflación se dispara en todo el mundo y el suministro energético se ve reducido por las tensiones geopolíticas. Las prioridades de los países han cambiado desde la COP26 y el aumento de los precios del carbono no está en consonancia con sus preocupaciones sobre la seguridad energética y la asequibilidad.
"Aunque en la agenda de la COP27 figura una mayor ambición, las perspectivas de compromisos más firmes en materia de reducción de emisiones parecen escasas, al menos a corto plazo", añade.
PUNTOS CLAVE Y RETOS
¿Qué es lo que probablemente se debatirá? La adaptación, es decir, cómo prepararse para los impactos de un clima en constante cambio es una cuestión clave, especialmente para los países en desarrollo. La Presidencia egipcia ha subrayado que la adaptación ocupará un lugar destacado en la agenda, mientras que la reciente sequía en China y las inundaciones en Pakistán, pero también las olas de calor en Europa y en los estados occidentales de Estados Unidos, nos han recordado la urgencia de la adaptación.
La forma en que los países vulnerables van a cambiar sus economías para prepararse para un mundo más cálido es un paso importante para garantizar una mayor estabilidad económica. La inversión en proyectos como la actualización de las infraestructuras hídricas y la mejora de la resistencia de la agricultura mejorarán las perspectivas de crecimiento económico de muchas economías.
Movilizar el capital no sólo para reducir las emisiones, sino también para proyectos de adaptación, será otro de los pilares de las negociaciones en la COP27. Pero no será una tarea fácil.
¿Cuáles serán los principales retos? Todos los países acordaron abordar las "pérdidas y daños relacionados con los impactos del cambio climático", pero los países desarrollados se han mostrado reacios a discutir este mecanismo, ya que la función de pérdidas y demandas es muy controvertida. Particularmente, los países más ricos se han mostrado preocupados por las demandas de responsabilidad por los daños climáticos causados por sus emisiones.
Los líderes mundiales podrían llegar a un compromiso en torno a la cuestión de la financiación, evitando alimentar una vez más la decepción y la frustración de las naciones en desarrollo. Esto también podría servir de apoyo a la estabilidad geopolítica entre los países pobres y los ricos, al tiempo que mejoraría los resultados de crecimiento de las naciones en desarrollo, concluyen desde la firma Schroders.